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El Cañero: obligado a realizar gestión eficiente y sin corrupción

Perspectiva
Alfredo Martínez , cuya candidatura a síndico por el PLD brotó de una encuesta con severos indicios de fraude, por lo que fue considerada «inaceptable»  por Domingo Jiménez, está en la obligación ineludible de hacer una gestión eficiente y sin corrupción.

No tiene alternativas, sobre todo porque su victoria electoral del 15 de mayo pasado, ha estado plagada de abundantes y documentadas denuncias de fraude por la oposición.

Ninguna de esas denuncias prosperaron en los tribunales, pero han quedado sembradas en el imaginario colectivo, como un estigma que le seguirá a lo largo de sus cuatro años de gestión, que deberán iniciar el próximo 16 de agosto.

Su victoria electoral se produjo a contracorriente, a pesar de ser el candidato con peores condiciones para ser «vendido» al electorado debido a múltiples factores, según dijeron repetidas veces dirigentes locales de su Partido de la Liberación Dominicana y hasta integrantes de su equipo de campaña.

A pesar de todos esos factores adversos, quienes le conocen de cerca le reconocen una impresionante capacidad de trabajo, lo que no significa que esto se traduzca, necesariamente, en capacidades gerenciales para un municipio tan grande y diverso como Santo Domingo Este, bastante diferente al «batey», como es denominado popularmente su natal San Luis.

Es una persona capaz de trabajar durante horas y horas sin descanso, lo que se reflejó en la breve pero muy intensa campaña electoral pasada, lo que derivó en él algunas complicaciones de salud, no publicitadas, pero sí comentadas por su entorno.

Cuando asuma la alcaldía de Santo Domingo Este, «El Cañero», como también es conocido, deberá ser capaz de mantener y profundizar todas las ejecutorias correctas que tuvo su antecesor, Juan de los Santos y de desplegar toda su creatividad y la de su equipo en la aplicación  del Plan Municipal de Desarrollo SDE (2015-2016), ya aprobado por el Concejo de Regidores.

También será necesario que afronte la creciente arrabalización  de Santo Domingo Este, la que se ha disparado después de la muerte de Juancito.

Mientras tanto, deberá favorecer la creación de condiciones para atraer inversiones de capital hacia el municipio que gobernará durante cuatro años.

Para hacer todo esto y muchos más, El Cañero estará en la obligación  de armonizar intereses, concertar con los distintos sectores sociales, siempre en base a la ley; y alejarse lo más rápido posible de la tendencia de ciertos políticos a la prepotencia, a pasar por encima a las leyes y a pretender imponer su voluntad como si el municipio fuera de su propiedad.

Tendrá que buscar fórmulas apegadas totalmente a la  legalidad para concertar, además, con los regidores, porque él deberá entender que el Concejo de Regidores es el legislativo y fiscalizador, y el Alcalde el ejecutor de lo que decidan aquellos.

Él deberá saber que los ojos del municipio estarán permanentemente sobre su administración observando en qué y cómo gasta cada centavo propiedad de la colectividad.

Además, deberá revestirse de una coraza que le permita convivir con las críticas de la opinión pública, sin pretender recurrir a la intolerancia que caracteriza a quienes se creen amos, no líderes de una comunidad.

¿Será capaz de hacer todo esto?

Él merece la oportunidad de demostrar que puede encaminar el municipio hacia el desarrollo en armonía, con eficiencia y sin corrupción  en su administración.

Si logra ese propósito, entonces será merecedor del reconocimiento y los aplausos de toda la población.

En caso contrario, los temores de muchos tendrán la confirmación dolorosa de todo lo negativo que se  ha dicho de él desde los tiempos de la campaña electoral.

Él fue un candidato difícil de vender.

El electorado, «lo compró».

A partir del 16 de agosto se sabrá si esa compra ha valido o no la pena.

 

 

 

 

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