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Nicolás Calderón lleva alegría a El Dique con instalación de cocina móvil

Por Robert  Vargas
Para entender perfectamente el significado de la instalación de esa cocina móvil permanente en el sector El Dique, del Ensanche Ozama, es necesario conocer las necesidades alimentarias de los vecinos de ese barrio que fue levantado a orillas del río homónimo.

Se trata de una solución con la que se aporta un paliativo a una realidad desgarradora, mientras se construyen otras de mayor alcance estratégico.

El sacerdote Manuel Ruiz fue el de la idea de establecer en el barrio esa cocina móvil en la que le venderán cada ración alimenticia a diez pesos y, si el beneficiario es una persona enferma, anciana o carece de ese dinero, entonces se la suministrarán gratis.

Ruiz tiene bastante experiencia trabajando en ese y otros barrios pobres. Conoce sus necesidades y, entre estas, el hambre que padecen.

Por ese motivo, aprovechó sus buenas relaciones con la esposa del presidente Danilo Medina, Candy de Medina, y le planteó la necesidad del barrio.

Ella conversó con Nicolás Calderón, el losminero Administrador General de los Comedores Económicos, y ¡rián! problema resuelto.

Él y su equipo hicieron cálculos, miraron cuántas cocinas móviles tenían disponibles y accedió a resolver ese problema.

Eso no es raro en Nicolás, como todos le dicen.

Es un tipo abierto y siempre dispuesto a aportar soluciones alimentarias sin recurrir a trámites burocráticos excesivos ni humillantes.

No es como otros que han estado al frente de esa institución y de otras instituciones estatales dedicadas a la asistencia social radicadas en Santo Domingo Este.

Nicolás Calderón sabe que está allí para atender necesidades alimentarias básicas.

Por eso se le vio descender de su vehículo todoterreno en pantalones vaqueros y en mangas de camisa para dejar inaugurado el proyecto en el que él había pensado, pero carecía de la logística para su aplicación.

El padre Ruíz aportó su experiencia y allí están instalados.

El primer día las raciones alimenticias cocinadas fueron gratis.

De ahí en adelante costarán diez pesos cada una.

Quienes no tengan dinero para pagar las raciones, podrán obtenerla a cambio de determinada cantidad de botellas plásticas que recolecten en las calles o a orillas del río en  el marco del  “Programa de Intercambio de Plástico por Comida”, que  coordina el padre Ruiz.

Un poco más, si ya no encontraran botellas plásticas que reciclar, podrán pagarla con servicios de limpieza en sus comunidades.

Se trata de un plan ambicioso y novedoso puesto que las raciones no serán suministradas solo a los vecinos de El Dique, sino a una gran parte de los residentes en las dos orillas del río Ozama.

En la ribera occidental serán establecidos puntos de distribución que se coordinarán con líderes locales. Los alimentos serán preparados en la cocina móvil de El Dique y de allí la trasladarán hasta la orilla Occidental, en la Ciénaga, en unos botes que el padre Ruiz ha logrado conseguir para su misión benefactora.

Sobre uno de los botes fueron colocados altoparlantes que avisarán a los vecinos que la comida está en camino para que todos la esperen.

Lo mismo harán en otros barrios a la orilla del río Ozama.

En principio se extenderán en las dos orillas de los puentes Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez y luego más al norte para llegar a Los Tres Brazos, la Zurza y otros.

 

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