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«Nunca pensé que la muerte de una persona que no lleva nuestra sangre dolería tanto»

Por Ramón Peralta
Si la memoria no me falla eran la 9:14 del 6 de febrero de 2014 cuando escuché una voz alegre que me dijo:

-«Peralta le estoy llamando para darle las gracias por todas las cosas buenas que ha escrito de nosotros y para decirle que tiene una amigo en el Comité Político».

Me preguntó sobre la circunscripción y luego de varios minutos hablando le pregunté sin dar vueltas sí aspiraba alcalde de nuevo, lo cual respondió elogiando a Manuel Jiménez, Domingo Jiménez, Cabrera y me dijo que eso no dependía de él y terminó preguntándome que yo opinaba.

Ramón Peralta
Ramón Peralta

Le dije que la alcaldía le queda pequeña a un miembro del CP y que debía volar mas alto, que la senadora y él podían hablar con el presidente para que ella ocupe un ministerio y él ser candidato a senador o en su defecto irse a un ministerio importante.

Por el tono de su voz sentí que él había pensado en eso, pero su decisión no dependía solo de él.

En el último minuto de la conversación me habló en terminos muy positivos de Luis Marte, me dijo que Winston debía quedarse como regidor, además escuché por primera vez de su boca el nombre de Luis Alberto como esperando una reacción mí.

Se despidió diciéndome que Luis es una línea para diputado. Hoy no sé si refería a Luis Marte o Luis Alberto.

Llegó el momento de la candidatura y le dije que no lo iba apoyar porque entendía que la Alcaldía era un espacio muy pequeño para él y que de seguir como alcalde estaría usurpando un terreno que no le correspondía.

La campaña interna fue tensa entre seguidores de él y del candidato que yo apoyaba, pero el miembro del CP siempre se manejó con un lenguaje decente y conciliador.

Durante toda la campaña interna yo fui duro expresando mi desacuerdo a su continuidad en el cargo usando todos los argumentos que llegarán a mi mente con la esperanza de que desistiera de una nueva reelección.

Me gané el deprecio de algunos de sus seguidores que tomaron como personal mi oposición y no entendían que teníamos derecho a tener nuestra propia visión, otros seguidores de él mantenían con nosotros buenas relaciones.

La campaña interna estaba en su fase final esperando las encuestas yo caminaba por la avenida Fernandez de Navarrete con una gorra de mi candidato alcalde, de repente una yipeta que pasaba por mi lado frenó más adelante, porque alguien se percató que era yo quien caminaba y una mano salió de la ventana del vehículo haciéndome seña que me acercara.

Con una amplia sonrisa en los labios me saludó y dijo

–»Usted está tirando misiles fuerte en Ciudad Oriental ( pausa sonriente) No se preocupe siga escribiendo que es bueno escuchar todas las campanas esa es la única forma de ver cualquier cosa en la que fallamos en algo y corregirlo».

Se despidió diciéndome lo siguiente

– «Usted sabe que tiene un amigo en el CP y después que pase esta campaña interna me reuniré con usted y no le digo ahora porque sé que usted ahora tiene un compromiso con otro candidato que es mi amigo y eso lo entiendo».

El 15 de diciembre del 2015 fue un día muy difícil para Santo Domingo Este.

Todos lloramos su muerte, incluso hasta sus adversarios, porque a él lo queríamos vivo para compartir y hasta pelear con él.

Nunca pensé que la muerte de una persona que no lleva nuestra sangre dolería tanto.

Hoy seguimos con el dolor de su partida y nadie se resigna a perderlo, todos seguimos pensando que JUANCITO VIVE

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