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Náutica Auto Detailing, de la Charles de Gaulle, clausurado por ruidosos

Por Robert Vargas
Parece que algunos empresarios están dispuestos no solo a desafiar al Ministerio Público en Santo Domingo Este, sino, a poner en riesgo sus capitales con tal de obtener beneficios económicos , aún sea a costa de la tranquilidad del vecindario, como parece que ha ocurrido con la empresa Náutica Auto Detailing.

Este elegante y acogedor establecimiento comercial fue clausurado el pasado viernes por el Ministerio Público, que actuó para ejecutar una orden dictada por un juez de la instrucción.

Sus propietarios creyeron que podían violar la ley de Medioambiente impunemente y que, por estar su establecimiento ubicado en la avenida Charles de Gaulle, con ellos no iba eso de los 55 decibeles como máximo en zonas habitadas.

Pues se equivocaron.

Y lo hicieron a pesar de que la Procuradora Fiscal Raquel Cruz les había advertido de las consecuencias que tendrían si continuaban emitiendo contaminación sónica.

Y, que conste, Náutica Auto Detailing  es un restaurante y lavadero de vehículos bello y elegante, con una elevada inversión de capital por sus propietarios.

Sin embargo, esto no justifica que escandalicen y molesten aunque sea a un solo vecino.

Sus derechos terminan exactamente donde inician los derechos de los demás.

El pasado viernes, la Fiscal Cruz clausuró por igual negocios ruidosos con menor inversión de capital y, en el caso de Náutica Auto Detailing  se fue a lo grande.

Por eso llegó hasta este establecimiento respaldada por un amplio dispositivo de seguridad policial y militar comandada por el General Neivis Pérez Sánchez, Director Regional de la Policía Nacional en Santo Domingo Oriental.

También con el apoyo resuelto de la Dirección de Defensoría de los Espacios Públicos del Ayuntamiento Santo DomingoEste y técnicos del Ministerio de Medioambiente.

La orden del juez de la instrucción establece que ese negocio debe estar cerrado al menos durante los próximos tres meses.

Claro está, esa disposición podría variar si los propietarios hacen los arreglos de lugar para evitar que el ruido de sus bocinas molesten a los vecinos.

Tienen dos formas de hacerlo:

a) Cerrando por completo el local con vidrios a pruebas de sonido o con paredes de concreto o
b) Manteniendo el volúmen a no más de 55 decibeles.

Si se ajustan, podrán volver a hacer negocios y ganar dinero.

De lo contrario, el Ministerio Público los instruirá de cargos y dará inicio a un proceso penal que incluye sanciones económicas y penas de prisión.

Lo mismo va para los demás negocios que fueron cerrados el pasado viernes y para los demás que serán clausurados en las próximas semanas.

Lo que a veces no se entiende es cómo es que estos empresarios no aprenden de lo que sucedió en el año 2011 en la avenida Venezuela y en el parque de Villa Carmen.

El Ministerio Público y el ASDE han enviado suficientes señales de que están dispuestos a continuar adelante hasta lograr que Santo Domingo Este sea declarado libre de contaminación sónica.

Parece, sin embargo, que muchas personas solo entienden el lenguaje coercitivo.

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