Aislamiento del nuevo gobierno del PSUV-Maduro
Por Juan López
Con un aislamiento generalizado e histórico, en Venezuela se “inició”, el pasado 10 de enero, un nuevo gobierno del presidente Nicolás Maduro. Ese acontecimiento tiene trascendencias a nivel mundial por la grave crisis que padece ese país, por las expectativas creadas con sus promesas electorales y por la forma ilegítima en que se juramentó Maduro, todo lo cual nos obliga a reflexionar con serias preocupaciones:
Con gran repudio interno y externo, después de dos períodos (más de 13 años) en el poder, el presidente Maduro empieza su tercer período 2025-2031; aunque todavía no se conocen los resultados detallados en las actas oficiales con las votaciones de las diferentes mesas electorales. El Consejo Nacional Electoral (CNE) se ha limitado a repetir (sin datos): ¡Ganó el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV)! Por lo tanto, ¡Maduro se queda como presidente venezolano!
Ante esa autoritaria y lacónica respuesta, los partidos y candidatos de la oposición, las diferentes comisiones internacionales que participaron como observadores, la comunidad internacional (ONU, OEA, Unión Europea, G-7, organizaciones de la sociedad civil, EE.UU. 19 presidentes latinoamericanos, inclusive presidentes amigos de Maduro y la prensa internacional pidieron con insistencia y hasta el cansancio que el CNE y el gobierno presenten las actas con los resultados de las elecciones.
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La respuesta sin ningún dato que les sirva de sustento ha sido la misma: ¡PSUV-Maduro ganó las elecciones, y por lo tanto se queda como presidente!
Por esa opacidad y arbitraria respuesta nos preguntamos: a) Las elecciones del 28 de julio, ¿fueron equitativas y democráticas respetando a los electores el ejercicio libremente de sus derechos? ¿Por qué el CNE y el gobierno no dan a conocer las actas de votaciones y/o los datos que tienen? ¿Por qué la opacidad se impone contra la transparencia de los resultados electorales?
¿Se pretende instalar un gobierno despótico y militar contra vientos y mareas para reprimir, perseguir y avasallar a los venezolanos que se opongan y se atrevan a protestar?
¿Por qué el PSUV-Maduro prefiere el aislamiento saliendo de la OEA, rompiendo relaciones diplomáticas y comerciales con la 16 países latinoamericanos, la Unión Europea, EE.UU., Canadá, el G-7, OEA y 16 países latinoamericanos, antes que ofrecer respuestas claras y precisas del pasado proceso electoral?
¿El PSUV-Maduro prefiere militarizar el país, matar el sistema democrático, inducir a la emigración a más de 10 millones de venezolanos y gobernar contando solo con el apoyo de lo militares y los colectivos de civiles que han sido armado?
¿Hasta cuándo el pueblo venezolano estará sometido al gobierno del PSUV-Maduro que, sin lugar a dudas, es ilegítimo, incapaz, camino al despotismo rancio, violando las libertades y los derechos humanos?
Naturalmente, las respuestas a ese conjunto de preguntas se obtendrán a través del tiempo, de las acciones de solidaridad y aislamiento que al respecto implemente la comunidad internacional y, fundamentalmente, por las luchas y sacrificios que el valiente y noble pueblo venezolano está llamado a poner en práctica ante las malas ejecutorias, represiones y arbitrariedades del nuevo despótico gobierno del PSUV-Maduro, cuyo final se vislumbra más temprano que tarde. ¡Qué así sea!