
CIUDAD ORIENTAL, Robert Vargas y el reconocimiento merecido.
Por Fernando Buitrago
Dejaré al lado mis valoraciones personales del insípido e infuncional Sindicato de Trabajadores de la Prensa en Santo Domingo Este, ahora, en un nuevo mandato, para poder elevar el merecido espacio ganado por el periodista Robert Vargas, quien supo balancear sus actuaciones en su rol mediático con el lado emocional como ser humano.
Un día nos encontrábamos cubriendo un evento de campaña, yo me estrenaba en esto de «poner cámaras», la suya estaba al lado de la mía, curiosamente, la misma marca y el mismo modelo que aun la usan y la uso, Sony HandyCam 190, miando mi lente y enseñándome «cómo enfocar bien»: «atiende, ten en cuenta esto, regula por acá tal cosa».
Fue Robert quien me plantó un regaño muy duro cuando me leyó en un grupo solicitando una entrevista: «Eres prensa, date tu lugar o no te respetarán», acompañado de inusuales epítetos que nunca serán comparables con los que digo yo pero… se acercan.
Robert me recibió en la Sala Capitular, ese espacio que hoy languidece por la escasa calidad política y de compromiso social y político, para indicarme que ahí había que hacer silencio, y no dar a conocer emociones, que ellos son regidores y prensa es prensa, aunque tengo hoy la sospecha que la presencia de él modificaba actuaciones de ellos, incluso, era mucho el poder mediático que solo su presencia infundía no en todos, pero si en puntuales importante figuras de la época, ahora, ni eso hay.
Muchos insípidos y pica pica mediáticos han querido heredar el legado de Robert, pero en una ciudad que se cae, secuestrada, donde ni la política ni el sindicato de periodistas funciona, aun cuando hay prensa disruptiva, acercarse a aquel periodismo afilado y contundente del cual posiblemente, hasta en sus formas, todos tengamos un «pedazo», es muy difícil.
Me tocaría mencionar a dos o tres colegas que con sus plumas demuestran hoy que se empeñan en jugar su rol, en el peor momento vivido por la ciudad, pero el recuerdo del profesor será intocable.
A Robert, como a todas las grandes figuras, le ocultaremos los desencuentros porque el solo ser humano, hace que nuestros días estén en altas y bajas, en ser justos e injustos, en excesos y perdones pues somos eso, solo mamíferos en una jungla.
Por suerte, Ciudad Oriental sobrevivió en manos de Cinthia, quien es, pienso, uno de los grandes aportes que el propio Robert «hizo» y ella, se esmeró, en un crecimiento humano espectacular que, quién sabe, un día abordemos como ejemplo claro de que cuando se quiere y hay voluntad, se llega.
El real reconocimiento a Robert viaja con nosotros y no en los que para la foto, encuentran el mejor ángulo y sonrisa sin querer, para nada, tomar la parte positiva de su legado, que es mucho, y tratar de aprender de él, no obstante, sea bienvenido el reconocimiento del Sindicato de Trabajadores de la Prensa al profesor Robert Vargas.http://x.com/@fdo_buitrago