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¿Como afecta el juego de tronos de Danilo Medina e Hipólito Mejía a Manuel Jiménez?

Por Silvio López
La elección de alcaldes en el Distrito Nacional, Santo Domingo Este y Santiago de los Caballero, parece haber estado determinada por arreglos subterráneos entre Leonel Fernández y Danilo Medina, antes del 2012, e Hipólito Mejía y Danilo Medina, después de esa fecha.

Entre los años 1996 y 2012 en que Leonel Fernández tuvo el liderazgo hegemónico del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) implementó una especie de cohabitación armónica entre él y Danilo Medina, mediante la repartición más o menos equitativa de cuotas de poder.

Es así como Reynaldo Pared Pérez y Cristina Lizardo, danilistas, se alternaron en la presidencia del Senado mientras antiguos leonelistas se turnaban en la presidencia de la cámara de diputados, en lo que tiene que ver con el Congreso.

En ese mismo esquema, pero en el nivel municipal, Danilo Medina mantenía en la alcaldía de Santo Domingo Este a Juan de los Santos, mientras en el Distrito Nacional se eternizaba más o menos neutral, Roberto Salcedo.

Ese mecanismo de arreglo político varió radicalmente con la consolidación de Danilo Medina en la presidencia de la República.

En el año 2016 se cambia el método y asciende al trono de SDE este Alfredo Martínez después de una selección mediante encuestas que intentaban legitimar una imposición desde el Palacio. Aunque el entonces leonelista Abel Martínez logra ganar la plaza de Santiago, es más el resultado de su propia fortaleza electoral que fruto de la continuación del esquema de distribución al antiguo estilo de Leonel.

En esa ocasión Abel logró el acceso a la alcaldía después de una ácida lucha con el fenecido Ramón Rodríguez, (Monchi), entonces administrador de Los Comedores Económicos del Estado, posición obviamente otorgada por el presidente para el fortalecimiento electoral de Monchi y el de una eventual repostulación a la presidencia suya.

Pero el mayor indicador del cambio de estrategia se produce en el Distrito Nacional con el sorpresivo ascenso de David Collado al trono municipal de esa importantísima plaza. Él está ubicado en la tendencia política de Hipólito Mejía, al que apoyó en sus intentos de obtener la candidatura presidencial en el reciente año 2019.

Ya antes, el alcalde del Distrito había apoyado la candidatura presidencial de Danilo Medina en el año 2000, desde el Bloque Institucional Socialdemócrata, desde donde pasó al PRD.

Su cercanía y compromiso con Mejía es de tal magnitud que ambos faltaron sin excusas a la asamblea de dirigentes del PRM en la que se proclamó oficialmente a Luis Abinader como candidato presidencial.

Collado tampoco felicitó a Abinader por su victoria en las primarias del 2019.

Posteriormente declinaría repostularse a la alcaldía pese a que según todas las encuestas publicadas ganaría cómodamente esa plaza, procediendo a apoyar de inmediato a Carolina Mejía, hija de Hipólito Mejía.

La candidatura de Carolina parecería ser una maniobra entre Mejía y Abinader dirigida a unificar las facciones internas del PRM en favor de un triunfo electoral de la organización de cara a los próximos comicios. Pero ahí hay cosas de esas que no se ven y que son más determinantes que las que sí se ven.

Mejor visto, ese arreglo podría entrar en la lógica del nuevo juego de tronos entre Hipólito Mejía y Danilo Medina, de quienes se dice que se entienden por lo bajo en lo político y empresarial. Esa maniobra podría estar orientada más bien a garantizar el triunfo de sus respectivos candidatos a las alcaldías del Distrito Nacional y Santo Domingo Este: Carolina Mejía y Luis Alberto Tejeda, respectivamente.

En este oscuro esquema de juego de tronos Domingo Contreras, que por lo bajo se dice que tuvo un rol relevante en la ejecución de la estrategia que permitió el triunfo de Collado en el 2016, sería sacrificado en esta ocasión en favor de Carolina Mejía.

En Santo Domingo Este el sacrificado sería Manuel Jiménez, que viene de rechazar una alianza con la Fuerza del Pueblo que podría costarle su acceso al principado de Santo Domingo Este.

La facción de Hipólito tiene más de un motivo para no votar por el autor de «Derroche», una de las canciones más hermosas de nuestro catálogo nacional.

El primero es que Manuel Jiménez es muy él, muy autónomo, muy nuevo en el PRM, y no ha sabido hacerse querer lo suficiente por los integrantes de esa organización.

El segundo factor es que él es de la facción de Luis Abinader y en tal razón es afectado por las malquerencias naturales de las luchas de tendencia.

El tercer elemento es el resentimiento del sector de Hipólito en Santo Domingo Este que recuerda como buena parte de los seguidores de Abinader prefirieron votar por la candidatura de Jiménez en el Frente Amplio en las elecciones del 2016, traicionando al candidato de la facción de Hipólito, Domingo Batista, de quien se dice que también tiene fuertes tendencias a negociar con los contrarios.

En cuarto lugar, está la exclusión de Katy Báez de la boleta municipal, una ficha de Hipólito Mejía, que de haber concurrido junto a Jiménez habría mandado un potentísimo mensaje de unidad interna. Cosa que se complica con la aceptación de Joaquín Hilario, esposo de Kati Báez, de una candidatura a alcalde por la Fuerza del Pueblo, con lo que el mensaje de unidad se enturbia hasta más no poder.

Y con todo eso el potencial de electores de Manuel en las filas del leonelismo se esfuma.
Esa radical lucha de tendencias ha bloqueado el triunfo del PRD, ahora del PRM, en los niveles presidencial, congresual y municipal, desde hace décadas.

Ni perredeístas ni perremeístas aprenden de la historia. En su momento Salvador Jorge Blanco no apoyó a Jacobo Majluta; Hipólito no apoyó a Miguel Vargas, Miguel Vargas no apoyó a Hipólito y ahora este último prefiere negociar con Danilo Medina por cuotas seguras de poder y quizás por esos especiales favores que se hacen desde el Estado.

En este barullo la tapa al pomo la pone la brecha ideológica entre Dío Astacio, pastor protestante conservador, también de la tendencia de Hipólito Mejía, derrotado por Manuel en las primarias internas, quien es provida, mientras Jiménez es proaborto.

¿Cómo llama Dío Astacio a votar a su base de electores cristianos en favor de un legislador que como Manuel aboga por la aprobación del aborto?

En consecuencia, Manuel que fue al PRM buscando una base política sólida que no tenía en el Frente Amplio, tiene un escenario fragmentado de los pies a la cabeza.

Y como se ve, el cantautor no ha podido afinar las facciones internas del PRM y mucho menos a la oposición. Eso en política pura y dura no suele tener otra consecuencia que la derrota.

En conclusión, en el nuevo esquema político de juegos de trono parece ser un hecho que hay un acuerdo entre Danilo Medina e Hipólito Mejía según el cual el Distrito Nacional es para Carolina, hija del expresidente; y Santo Domingo Este es para Luis Alberto Tejeda, el nuevo hijo en el municipio del actual presidente de la República, que ya alcalde vendría a ser un buen resguardo político y financiero por si el PLD no sigue en el poder y, mientras tanto, un magnifico trofeo para la candidatura presidencial de Gonzalo Castillo.

Las reglas del juego de trono son duras, pero son las reglas, hasta que un nuevo reinado las cambie.

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