Mike Smith fue piloto durante la guerra de Irak. Prácticamente se inició a pilotar en la misma, pues sus anteriores experiencias las vivió pilotando aviones de riego en la zona oeste de la Florida, en los grandes sembradíos de naranjas.
Aunque había nacido en un pequeño pueblo al noroeste del estado de Wisconsin, la pubertad le alcanzó en los soleados prados de Alabama, uno de los muchos lugares donde su familia fue a parar buscando el sueño americano.
Mike tenía diez años capitaneando aviones para American Airlines pero era la primera vez que volaba al caribe antillano.
Su primer vuelo, el 1239, hacia República Dominicana. Lo que le sirvió para practicar gustoso el español que aprendió próximo a la perfección en su larga estadía en el Miami casi latino.
Cuando despegó del aeropuerto internacional de Miami escuchó en la cabina un ruido poco común. Algo que nunca había oído en sus ya veinticinco años de piloto comercial. Oyó aplausos. Cuando la jefa de azafatas fue a la cabina le confirmó que ciertamente los dominicanos solían aplaudir al despegar y aterrizar los aviones.
-“Wow”-dijo-“Para los dominicanos somos artistas”-.
“No”, respondió la azafata en su fino inglés New York acent, -“Aplauden a la vida que se preserva, que continúa”.
Todos rieron en la cabina, sobre todo el primer oficial que no participó de la conversación sino con gestos y con una risotada que retumbaba en la pequeña cabina.
La azafata salió risueña luego de intercambiar varios chistes y el vuelo continuó sin novedades.
Al arribar al aeropuerto internacional de Las Américas, Dr. José Francisco Peña Gómez, Mike decidió mantener la puerta de la cabina abierta, algo inusual, pero quería ser testigo más cercano de los aplausos de los pasajeros. El aterrizaje fue exitoso y Mike disfrutó de los aplausos y se retrotrajo a aquel evento escolar en su primaria George Washington de Lambeau, Wisconsin.
Al bajar del avión que quedaba atrás y vacío, Mike sabía que su retorno era rápido, no tenía hambre y decidió descansar en la sala VIP del aeropuerto. Antes fue a la estantería y tomó un periódico dominicano para practicar su lectura en español, que era mucho mejor que su comunicación oral, y así conocer más de la isla.
Le llamó la atención el título de un artículo del periódico Ciudad Oriental, el cual suponía era la segunda parte de una serie de artículos, diecinueve, prometidos para dar respuestas a unas acusaciones que llevaron a la cárcel a un ex procurador del país caribeño.
El título era: ‘Dos de diecinueve, 1239 el cheque no pago que se le perdió al Diablo’
Lo primero que llamó su atención fue la coincidencia del número del cheque con el del vuelo que recién aterrizó.
Pero la lectura lo mantuvo interesado hasta al final por lo insólito de lo tratado. Sereno y concentrado leyó:
“Un ex procurador preso. Un hecho sin precedentes. Algo inusual, atípico y de una trascendencia en los procesos penales en curso quizá impensada.
En la mayoría de los países, en los que respetan el debido proceso, basta para anular procesos en efectos dominós el que se sindique un acto de corrupción, procesal o no, en los actores partes de la investigación y los procesamientos.
Cientos, quizá miles de personas procesadas por directrices del jefe del Ministerio Público. ¿Es él corrupto? Si es así, todos los procesos están viciados de corrupción, sobre todo en un sistema que plantea normativamente que el Ministerio Público es único e indivisible”.
Mike quitó los ojos del periódico. Tenía deseos de acompañar su lectura con un café americano. La pausa y el café son propias de los preparativos que acostumbra hacer para degustar una buena lectura. Esta sin dudas tenía toda su atención. Porque coincidía con las primeras afirmaciones del autor. Dejó el periódico sobre el cómodo sofá que ocupaba, fue a una pequeña estancia de cafés y golosinas, se sirvió café suficiente en un pozuelo y volvió al asiento donde reinició la lectura.
“Para acometer un hecho tan impactante como este, como este arresto cuestiona todo, es menester tener más que simples conjeturas. No bastan con evidencias o indicios. Es menester pruebas sólidas de la ocurrencia de un tipo penal que no permita siquiera dudas. Ya que en sus actuaciones, un procurador general dirige, acompaña, se hace acompañar y su trabajo es el resultado de todas las agencias investigativas nacionales e internacionales, las que le sirven y se sirven de sus informaciones y actúan al unísono sin que puedan deslindar responsabilidades en lo relativo a los procesos.
Una de las más débiles de las acusaciones hechas en la solicitud de medida; las que como hemos dicho, no representan, ninguna, por si solo o en conjunto, tipo penal alguno; es la del cheque 1239.
A decir del Ministerio Público reviste tipo penal el hecho de que una persona con autoridad para emitir cheques, dada por su posición, incurre en ilegalidad al emitir un cheque faltando pocos días para la transmisión de mando, sin que pueda encontrar un relato que comporte delito alguno en las causas para la emisión, en la emisión, en las calidades del librador y el beneficiario, y peor aún, respecto de un cheque que no se pagó, que no implicó un saldo en contra del erario, de las arcas públicas.
La sindicación que se despliega en la solicitud de medida de coerción desde la pagina 40 y el numeral 41 hasta la página 46 y el numeral 51 termina diciendo que se trató de una violación a la ley 340 sobre compras y contrataciones (pagina 46, primer párrafo, antepenúltima línea), ley 340 que no contiene ninguna sanción punitiva, ningún tipo penal.
Pero aún cuando esta sola afirmación dada por el Ministerio Público podría ser tomada como una cláusula de cierre que muestre la inexistencia de tipo penal respecto a estas sindicaciones, entendemos necesario hurgar en los hechos para no permitir la más mínima duda al respecto de nuestra afirmación inicial de inexistencia de tipo penal.
Según nuestra legislación, un contrato tiene fuerza de ley para las partes, los obliga, pero no es una inmodificable piedra. Las partes quizá estén vedadas de modificar sus cláusulas de forma unilateral, pero es más que obvio que pueden variar cualquier contenido de un contrato de forma conjunta, si conservan calidad, causa lícita y objeto cierto, y no hay vicios de consentimiento, es decir, el abc del derecho civil.
Dicho esto. Fire Control, la empresa beneficiaria del cheque, tiene calidad, y es obvio que la Procuraduría también la tiene y hasta el día 16 de agosto, no desde el twit que anunciaba a la procuradora actual, el anterior procurador, reducido hoy a la más injusta prisión, tenía calidad para pactar todo lo que le ley le permitía.
Fire Control, no el ex Procurador, es la que inicia una demanda en entrega ó de el bien inmueble que alquiló legalmente con opción de compra, el bien al que nadie más mostró interés de compra, ó la devolución de unos 34 millones que invirtieron en remodelación del mismo. Dinero que justificaron tanto por la presentación de un informe de gastos y sus soportes de número 19070031 del 17 de Marzo del 2020 (fecha anterior a las elecciones del 20 de Julio 2020) y el levantamiento del constructor Vicente García Moronta.
Todo lo cual evidencia no solo que no hubo erogación de un solo centavo a cargo del estado, cosa que quiere dar a entender el Ministerio Público en un uso manipulador de la información, sino que no existió delito alguno ni intención de delito.
Que por igual, no se ofrece ni información al respecto ni prueba alguna que apunte a que ninguno de los imputados recibió o le fue prometido un solo centavo a cargo de Fire Control, beneficiaria del cheque, y que además no hay absolutamente ninguna prueba que contraríe el levantamiento de gastos ofertado por esta empresa.
Lo que quiere decir que en cuanto a este aspecto e imputación, en cuya redacción se habla de intento de estafa, que excluye a todos los posibles agentes, y que además no incluye entrega en lo absoluto de un centavo, no hubo ni delito ni intento de delito ni elementos constitutivos siquiera de cuasidelitos civiles.
Y algo mucho peor, la actitud del nuevo y “cambiado” ministerio público es la de alguien que quiere quedarse con dineros ajenos. Que abusa de su posición de poder para negar una obligación a su cargo dentro de la continuidad jurídica del estado.
Aquí no solo nadie de las autoridades anteriores quiso robarse algo o estafar, sino que unos ciudadanos que pueden probar que erogaron de sus arcas personales 34 millones, están expuestos a ser desvalijados de sus dineros por causa de que quieren atropellar utilizando sus derechos, no como prerrogativa, como un intangible protegido por la Constitución, sino como un delito, sin verbo típico, sin pruebas y sin elementos constitutivos, el gran fraude que procura expansionismo penal ficticio, haciendo del Estado, uno ladrón y abusivo, un saqueador con apoyo mediático”.
Mike sintió mucha pena por Latinoamérica y sus purgas políticas, las que, según él, la mantenían en un vaivén que impedía la sostenibilidad de su desarrollo.
Al término de la lectura Mike pensó en su país y la imposibilidad de que algo tan horrible y afectador ocurriera en su patria, aunque no era afín al análisis político.
Volvió a pasear sus ojos de forma rápida por el periódico que conservaba en abierto sobre sus piernas cruzadas. Ajustó sus lentes rápidamente y tomó con la misma mano su taza con café.
Fijó su mirada en un anuncio de Netflix en la parte superior del periódico que anunciaba la película sobre la historia de su buen amigo Sully Sullenberger, quien aterrizó un avión sin pérdidas humanas en el río Hudson. Rió tenuemente y volvió a pensar en la lectura anterior y pensó para si que aunque el cheque no significó la entrega de un solo centavo, representa en realidad muchos millones de millones en atraso institucional y pérdida de la seguridad jurídica y el debido proceso. Prefirió pensar en la posible falsedad de lo leído, ya que si se puede ser capaz de hacer eso a una figura de perfil tan elevado, qué no se haría a un simple ciudadano.
Cerró sus ojos, y dejando vagar sus pensamientos hacia ningún lugar específico, intentó inútilmente dormir. Entonces abrió súbitamente sus ojos y pasmado se dijo: -“Esto es terrible”-.