Exteriores

El país seguirá deportando a haitianos y no autorizará campos de refugiados en su territorio

El Presidente defiende las políticas migratorias y de seguridad nacional en medio de la crisis humanitaria haitiana

Por William Perdomo
El Presidente de República Dominicana, Luis Abinader, ha dejado claro en una contundente entrevista con el periodista británico Stephen Sackur de la BBC que su gobierno mantendrá una postura firme y pragmática ante la crisis humanitaria que azota a Haití, su vecino en la isla de La Española.

Abinader mostró una determinación inquebrantable al reafirmar que su país continuará deportando a los haitianos indocumentados que ingresen a su territorio de manera irregular, a pesar de las peticiones de organizaciones internacionales para detener estas acciones.

Asimismo, rechazó categóricamente la posibilidad de establecer campos de refugiados temporales en suelo dominicano, citando razones históricas y de seguridad nacional.

En respuesta a la solicitud del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, de suspender las deportaciones debido a la violencia desatada por las pandillas y las agresiones sexuales contra mujeres en Haití, el mandatario dominicano fue contundente: «No, no lo haremos. Continuaremos haciendo y aplicando nuestras leyes y nuestra Constitución».

Abinader responsabilizó directamente a las Naciones Unidas y a Estados Unidos por su inacción ante la crisis haitiana, afirmando que su país ha advertido durante más de tres años sobre la «somalización» de Haití y el caos imperante.

«No pueden pedirle a República Dominicana que resuelva el problema haitiano. No lo haremos y no podemos hacerlo», enfatizó.

Ante la situación de 350.000 haitianos desplazados por la violencia y la crisis alimentaria que enfrenta el país vecino, el Presidente dominicano rechazó categóricamente la posibilidad de acoger a estos refugiados en su territorio, incluso en campos temporales.

«No autorizaremos ningún campo de refugiados en este momento por razones históricas y de seguridad», declaró.

Abinader justificó su postura aludiendo a la situación de inseguridad sin precedentes que vive Haití, afirmando que no existe otro país en el hemisferio occidental con problemas de seguridad de tal magnitud.

«Tengo que hacer todo lo necesario para proteger a nuestro pueblo, y lo estamos haciendo», afirmó, aludiendo a la construcción de un muro fronterizo para asegurar los 390 kilómetros de frontera con Haití.

Ante las críticas de organizaciones y activistas que acusan a su gobierno de racismo y de construir un «régimen de apartheid» contra los dominicanos de ascendencia haitiana, el Presidente Abinader rechazó enfáticamente estas acusaciones.

«Es completamente ridículo hablar en República Dominicana de raza. El 85% de los dominicanos son mestizos. Nunca hemos tenido el problema de la raza en este país», aseveró.

Abinader defendió la política migratoria de su gobierno, afirmando que simplemente están aplicando la ley y la Constitución, al igual que otros países como Bahamas, Jamaica, Estados Unidos y Canadá. «No pueden pedirle a República Dominicana que haga más sobre Haití», concluyó, instando a la comunidad internacional a asumir su responsabilidad en la resolución de la crisis humanitaria haitiana.

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