Hechos que el coronel ignoró en su diario
Por Freddy González
Con motivo de la conmemoración del 50 aniversario del desembarco de playa Caracoles en la provincia de Azua y del fusilamiento en Nizaíto, paraje de la provincia de Ocoa, del presidente de la República en armas en abril del 1965, coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, el Archivo General de la Nación (AGN) puso en circulación tres (3) tomos con importantes documentos contentivos, cartas, planes operativos, y un diario que abarca toda su estadía en Cuba desde el año 1967 hasta el 1973.
El aporte hecho por el AGN, a las presentes y futuras generaciones es invaluable, y obliga a que todos los dominicanos de sentimientos patrióticos, progresistas y democráticos nos inclinemos en señal de reverencia.
Muchos episodios desconocidos de su vida, sus relaciones políticas y militares luego de su desaparición como agregado militar en Londres, Inglaterra, salen a relucir en este legajo de valiosos documentos.
Su relación y constante comunicación con la dirección del otrora Partido Comunista Dominicano (PCD), con el grupo de los comandos de la resistencias que lideraba Amaury Germán Aristy e innumerables personalidades civiles y militares del país, quedan claramente establecidos en dichas publicaciones
En el tomo relativo a las comunicaciones de Caamaño con personalidades y entidades del país hacen presumir que le informaban cómo estaba la correlación de fuerzas para poder determinar el momento del inicio de su acción guerrillera.
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Pero, hay algo que me llamó poderosamente la atención por suponer que el coronel Caamaño era un persona bien informada de los acontecimientos que ocurrían en el país donde él pretendía comenzar un levantamiento guerrillero un tanto semejante al de Fidel Castro en Sierra Maestra en 1956, tanto por sus contactos locales cómo por la inteligencia cubana, fue la inobservancia de los cambios operados en país desde su partida.
A lo largo del año 1970, año programado inicialmente según su diario (jueves 2 abril, pág.405) para el inicio de sus actividades en el país, es muy poco lo que anota de la situación que se vivía en la nación dominicana, teniendo en cuenta que el entonces presidente Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, intentaba su primera reelección que motivo la ruptura del Partido Reformista y la formación de una gran coalición opositora que luego se disolvió por la abstención del PRD, aprobada en su VI Convención.
Pero, lo más inverosímil para mí, fue leer que en los apuntes del héroe de abril el día del 25 de marzo del 1970, (pág. 400), se refiere someramente y sin prestar mucha atención al hecho más trascendental ocurrido en esa época: el secuestro del agregado aéreo de la Embajada Estadounidense en el país coronel Donald J. Crowley, diciendo: «se efectúan comentarios con respecto a los últimos acontecimientos patrios (captura de un esbirro del imperialismo yanqui, agregado aéreo)”.
El coronel de abril deja entrever la poca importancia que tenía esa acción para sus planes, hecho que crispó el país creando uno de los momentos más propicios para iniciar cualquier movimiento insurreccional.
No dar ninguna importancia a un evento que obligó al régimen balaguerista tener que negociar por presión de sus amos yankis, la excarcelación y extradición de una veintena de presos políticos encabezado por el más destacado líder de la izquierda de la posguerra Maximiliano Gómez Horacio (El Moreno), era estar desconectado de la real situación del país.
Pero, pese a la indiferencia mostrada por el líder de abril, tres meses y 18 días después (el 6 de Julio), el ya comandante Román, indagaba sobre la nueva dirección del MPD, y la posibilidad de que la misma cooperara con su proyecto guerrillero, algo descartado por dicho partido al abandonar la táctica Guido Gil para adoptar la Hilda Gautreaux.
Vi con extrañeza que otro hecho que conmovió al país, aquel 12 de enero de 1972, día en cayeron en un combate muy desigual Amaury Germán, Ulises Cerón Polanco, Virgilio Perdomo Pérez y Bienvenido Leal Prandy (La Chuta), quienes fueran en principio su principal base de apoyo en el país, no aparezca una sola mención en su diario. De lo que se puede deducir que el héroe de abril estaba tan aislado de una realidad que pretendía transformar o que sus concepciones políticas lo llevaron a apartarse de todos los que no comulgaban con él sobre la vía y los métodos que debían adoptar las fuerzas revolucionarias del país para la toma del poder político.
Desligado de las principales organizaciones políticas de izquierda, sin una real base de apoyo ni urbana ni rural y sobre todo sin advertir los cambios operados en el país con la consumación de la primera reelección de Balaguer, y por ende la consolidación del poder yanqui-balaguerista, la acción del coronel Caamaño estaba condenada al fracaso, era crónica de una muerte anunciada, convirtiéndose la misma en una inmolación colectiva de los tripulantes del Black Jack que desembarcaron aquel 3 de febrero de 1970 en playas caracoles.
Son solo observaciones que no he podido entender, pero que jamás podrán empañar la grandeza del héroe de abril, del presidente de la República en armas y mártir de Nizaíto.