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Homenaje a Robert Vargas, un maestro del periodismo que dejó huella en Santo Domingo Este

Por Roberto Veras
Santo  Domingo Este- Hace dos años, Santo Domingo Este perdió a una de sus figuras más queridas y respetadas en el ámbito periodístico: Robert Vargas. A través de su pasión por la información y su compromiso con la educación, Robert Vargas no solo fue un periodista dedicado, sino un maestro incansable y un compañero solidario, dejando una huella imborrable en quienes lo conocieron.

Robert Vargas, a lo largo de su vida, nunca dejó de ser un educador. Entendía que el camino para mejorar la vida de las personas estaba profundamente ligado a la educación. Desde esa convicción, insistió incansablemente para que sus seres queridos superaran las barreras de la poca instrucción, ayudándoles a descubrir el poder transformador del conocimiento.

Un ejemplo claro de esta dedicación es el caso de su esposa, Cinthia Polanco, por quien Robert no descansó hasta verla convertirse en una profesional. Del mismo modo, con su amigo cercano Benzant, siempre estuvo ahí para motivarlo a seguir adelante en su formación académica. Para ambos, su consejo fue siempre el mismo: “La educación es la clave para superar las limitaciones y aumentar la calidad de vida”.

Pero Robert no solo abogaba por la educación, también vivía su vida con una integridad inquebrantable. A pesar de tener muchos amigos en posiciones influyentes, jamás los molestó para obtener favores personales. Su vida fue un reflejo de modestia y principios, y cuando falleció, lo hizo sin posesiones materiales, pero con el corazón libre de ataduras políticas. Robert siempre fue fiel a su ética, trabajando desde la independencia, algo que muchos recordarán con admiración y respeto.

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A diferencia de la polarización que hoy en día se vive en el periodismo, Robert era un hombre de paz. Nunca se le escuchó insultar a un colega, ni a aquellos que pensaban distinto. Mantenía siempre el respeto hacia los demás, algo que, lamentablemente, parece haberse perdido en muchos espacios de la actualidad. Su prioridad era el diálogo, la comprensión y el crecimiento mutuo. En su rol de periodista, no solo transmitía noticias, sino que ofrecía consejos valiosos a sus colegas, siempre buscando elevar la calidad del periodismo local.

Robert Vargas, además de no ser un servidor comprometido, fue un faro de sabiduría periodística en Santo Domingo Este. En cada encuentro, en cada conversación, siempre estuvo dispuesto a guiar a los más jóvenes, a escuchar a los más experimentados y a ofrecer una palabra de aliento cuando más se necesitaba. Su partida ha dejado un vacío profundo, y será difícil que alguien pueda ocupar el lugar que dejó en la comunidad periodística.
Hoy, dos años después de su fallecimiento, rendimos homenaje a su memoria, reconociendo el gran legado que dejó. Robert Vargas no solo fue un periodista; fue un hombre íntegro, un maestro en todos los sentidos, y un amigo fiel para muchos.

Su ejemplo seguirá inspirando a aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo y a las futuras generaciones de periodistas que, como él, buscan servir a su comunidad con honestidad y dedicación. Que su recuerdo perdure en nuestros corazones y su legado en el periodismo siga marcando el camino hacia un servicio comprometido con la verdad.

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