ASDEDestacadas de CiudadOriental.com

Juancito proyectaba una alegría contagiosa

Juancito fue una persona que proyectaba una alegría contagiosa, la que no disimulaba en ningún momento.

Se cumplen hoy exactamente ocho meses de que el alcalde de Santo Domingo Este, Juan de los Santos, fue asesinado a balazos en su despacho de la Federación Dominicana de Municipios.

Este día yo prefiero recordarlo como el tipo alegre que era.

Piense Usted de Juancito lo que quiera, pero nadie puede negar  que él era una persona alegre, que a veces tenía explosiones incontenibles de risas a plena carcajada, de las que no podía contenerse, sin importar el lugar donde estuviera.

Si algo le resultaba gracioso, todo el rostro se  le llenaba de risas, a tal punto que quienes estaban a su lado, lo miraban con asombro y no encontraban explicaciones  a esa forma suya de actuar.

Por eso, su alegría lo llevó a estimular la realización permanente y cada día mejor del Carnaval de Santo Domingo Este.

Juancito junto a su familia en el Carnaval de SDE
Juancito junto a su familia en el Carnaval de SDE/  Foto de Cinthia Polanco

Nunca me agradó su decisión de hacer el carnaval sólo en la avenida España.

Siempre se lo decía.

Yo era, y soy del criterio, de que esa fiesta popular podía tener al menos uno de sus tres desfiles en la avenida Venezuela.

Él no me hizo caso y se ajustó a los requerimientos de los patrocinadores que, según me dijo, reclamaban que fuera en la Avenida España, frente al mar Caribe.

Juancito y Berlinesa
Juancito y Berlinesa

Pues bien, lo que importa es que él se esmeraba en lograr que el carnaval fuera lo más bello, impactante y variado posible.

La alegría contagiosa de Juancito en el carnaval

El se lo disfrutaba. Lo gozaba como el que más.

Pero también llevaba a los suyos, a los cercanos que él amaba para que disfrutaran junto a él del espectáculo.

Así, un día llegó con la bellísima Berlinesa, con la que acababa de casarse.

Ella tenía la «cara de bebé», con unos «buchitos» que ya desaparecieron.

Su pelo suelto lucía sin control, por lo que ella se lo removía continuamente de la frente.

A su lado, Juancito estaba atento al desfile, sin dejar de prestarle atención a la bellísima Berlinesa.

Parecía que la mimaba y quería contagiarle de su alegría.

Fue la primera vez que vi a la pareja juntos y aproveché para hacerle varias fotografías.

Al principio, ella no se daba cuenta de que la estaba fotografiando, pero luego se percató y reaccionó alegre.

Juancito, Berlinesa y varias regidoras de SDE
Juancito, Berlinesa y varias regidoras de SDE

A partir de ese día se estableció entre nosotros una buena amistad.

Juancito, de su lado, de tiempo en tiempo me decía:

-«Berli le manda saludos, hermano».

Entonces comentabamos algunas cosas sobre ella y su placer por leer a Ciudad Oriental.

Un día me enteré de que ella  estaba embarazada y eso fue noticia de portada en este portal.

Después le reclamé a Juancito porque en el siguiente desfile de carnaval ella (ya con el «panzón») parecía que se desmayaría cuando el sol se proyectaba directamente sobre ella.

La tarima principal estaba mal ubicada. Luego eso fue corregido.

Desde entonces, Juancito siempre fue con ella al carnaval, que iniciaba solo cuando la pareja municipal entraba al escenario.

Primero, él solo junto a sus hermanos; luego con ella y, cada año, con cada uno de los críos que iban naciendo, hasta que todos de la familia  estaban presentes.

Juancito quería proyectar la imagen de que el ambiente del carnaval era seguro y para toda la familia.

Juancito y Berlinesa
Juancito y Berlinesa

Por eso él llevaba a la suya y la colocaba en primera fila.

Siempre aprovechaba para fotografiarse con algún personaje que le impactara.

El, la bellísima Berlinesa y sus hijos posaban para la foto.

Juancito proyectaba alegría y firmeza.

Esa alegría la vi en distintos escenarios en Santo Domingo Este y en otros lugares, como cuando a la medianoche invitaba a todos sus colegas alcaldes y alcaldesas a bailar y a disfrutar en alguna discoteca de uno de esos resorts del Este de la isla.

Era un tipo especial, con sus defectos y virtudes.

Ahora, sin embargo, prefiero recordarlo alegre, como le conocí y como le traté junto a Berlinesa, quien hoy debe estar sumida en los recuerdos.

No me gusta la tristeza

Juancito, su esposa y cuatro de sus cinco hijos
Juancito, su esposa y cuatro de sus cinco hijos / Foto de Cinthia Polanco
Compartir:
Botón volver arriba