
La presunta «trama criminal» para asesinar a Yeni Berenice sería el resultado del fracaso de los servicios de inteligencia del estado
Por Robert Vargas
¿Será cierto que algunas personas vinculadas «a la corrupción pasada» diseñaron un plan macabro para asesinar a la Procuradora Adjunta Yeni Berenice?
Al menos un medio de comunicación de renombre le dio crédito a esa versión; lo mismo hicieron varios reputados periodistas y luego se puso en marcha una formidable maquinaria de propaganda que, en pocos minutos, «reventó» las redes y hasta estaban reclamando la cabeza de los «malditos peledeístas» que «son capaces de todo».
Los restantes medios tradicionales actuaron con más cautela y se cuidaron bastante: citaron al periodista y al medio que habían dado «el palo noticioso», que no fue tal.
Luego la Procuradora General de la República emitió un comunicado en el que se limitó a decir algunas cosas que nada tenían que ver con atentado ni trama criminal alguna, pero las redes y la maquinaria detrás de ellas dijeron que la PGR había «confirmado» la presunta trama, mintiendo de forma descarada.
El recurso de información Ciudad Oriental ha tenido acceso a una fuente bastante cercana a lo ocurrido y esta ha relatado lo ocurrido y que, en caso de esta versión ser cierta, dejará muy mal parados a profesionales del periodismo e «influencers» que no midieron la magnitud de lo que propagaban.
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¿Qué fue lo que sucedió entonces?
Nuestra fuente confirma que hubo dos militares arrestados, y asegura que en ningún momento estos estaban «colaborando» con informaciones que los relacionara «con la corrupción pasada».
Por lo pronto, los dos militares ya están libres, como correctamente informó temprano en la mañana una periodista hija de un ex juez de instrucción.
¿Cómo los apresaron y por qué ellos «no estaban colaborando»?
¿Tenían ellos vínculos con personas «de la corrupción pasada» o están al servicio de un cuerpo especial de inteligencia «secreto» y recién creado bajo la dirección de un influyente oficial (r) durante el gobierno de Hipólito Mejía?
Aquí es donde «la puerca comienza a retorcer el rabo». Vamos para lo hondo.
Nuestra fuente asegura que en el Ministerio de Defensa, y el Ministro en persona, estarían muy preocupados porque en todos los organismos de inteligencia de las Fuerzas Armadas hay oficiales en posición de mando que, según sospechan, estarían pasándole informaciones «a la gente de Danilo Medina».
O sea, no confían en muchos de los oficiales superiores en posiciones de mando.
Ante esta situación, cierto oficial superior en condición de retiro y de mucha influencia en el gobierno de Hipólito Mejía concibió la idea de hacer un nuevo aparato de inteligencia dirigido por oficiales superiores de la entera confianza del actual gobierno.
Sería algo así como un órgano de contrainteligencia que responde directamente al Ministro de las Fuerzas Armadas y que coordina él.
De la formación y entrada en acción de este nuevo aparato estaría plenamente enterado el presidente de la República, Luis Abinader.
De la existencia de esta agencia no estaban enterados, supuestamente, en el DNI ni las demás agencias de inteligencia vinculadas a la Armada, la Fuerza Aérea, ni el Ejército. Tampoco la Policía.
Una de las tareas más prominentes asignadas a este nuevo grupo de inteligencia consistió en recolectar cuanta información fuera necesaria para cuidar de la seguridad de los fiscales que llevan la acusación en los casos denominados Coral, Anti Pulpo y algunos más que pudieran surgir.
Así, los jefes del nuevo aparato designaron a un par miembros de ese aparato «ultra secreto» para que fueran al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, se mezclaran con el público, y entre los periodistas, fotógrafos y camarógrafos con la misión de grabar audios y hacer fotos y vídeos de todo lo que allí ocurría.
El todoterreno negro sospechoso
De esa manera, los dos militares captaban todo. Grababan, escuchaban, hacía fotos, observaban y tomaban notas que luego pasaban a sus superiores, quienes las procesaban.
Como ellos siempre llegaban temprano a su servicio en el Palacio de Justicia, se percataron de que, cada día que había audiencia, un poderoso todoterreno de color negro y con los vidrios tintados, pasaba casi siempre a la misma hora por ese lugar.
Esto le llamó la atención a los dos militares, quienes a su vez lo informaron a los superiores.
Estos de inmediato se pusieron en acción. Tomaron el número de la placa del todo terreno y, en la Dirección General de Impuestos Internos, confirmaron que ese vehículo es propiedad de una persona que tiene otros 11 vehículos a su nombre con matriculas con direcciones distintas.
En ese momento, se disparan las alarmas porque se descubre que el hombre del todoterreno negro sospechoso es un coronel del Ejército que tendría relaciones con gentes «del otro gobierno».
Es así como el recién estrenado aparato de inteligencia comienza a darle seguimiento y lo detectan ingresando a la sede del Ministerio de las FFAA, pero no lo detienen y lo dejan que siga con su rutina para ver hasta donde llegará.
Cuando el oficial sale del Ministerio de las FFAA, transitó sin rumbo fijo por varias calles y luego se dirigió hacia una de las avenidas del Mirador Sur, donde estaban esperándolo de incognito, precisamente los dos militares que se mezclaban con los periodistas en el Palacio de Justicia. Por tanto, les correspondió darle seguimiento al oficial.
Agrega la fuente que el oficial llegó a un edificio, se desmontó. Ingresó al lobby y realizó una llamada telefónica.
A los dos militares que lo estaban siguiendo parece que «la inteligencia» les falló y se quedaron estacionados frente al edificio.
Minutos más tarde, el oficial salió del edificio, se dirigió directamente a los dos militares y les reclamó que se identificaran y le explicaran por cuáles motivos lo estaban siguiendo.
Claro está, los dos hombres no dijeron ni una sola palabra. No podían revelar cual era su misión.
Ante esa situación, el coronel llama a la Policía Nacional y en pocos minutos llegaron varios agentes, que los llevaron a la sede del DICRIM en el cuartel general de l a PN.
Ahí le revisaron los celulares y encontraron abundantes fotos de todos los asistentes a las audiencias, incluida Yeni Berenice.
En la Policía se preguntaban que hacían esos «tipos» con fotos de todos los asistentes a las audiencias de los casos más sonados de presunta corrupción.
Ahí llegamos al punto de que dos miembros de un aparato de inteligencia recién estrenado fueron arrestados por la Policía por requerimiento del oficial al que ellos estaban dando seguimiento.
Mientras esto se desarrolla, la Procuradora Adjunta Yeni Berenice desconoce por completo lo que sucede allá afuera.
Fue entonces cuando un importante jerarca militar visita a Berenice y le explica lo que ha sucedido.
Ella habría estallado en ira y protestado porque no le dijeron que le tenían una vigilancia montada para protegerla, ante lo cual fue necesario que le explicaran que los asuntos militares no se tratan de esa manera.
Nuestra fuente asegura que Berenice ha estado reclamando la cancelación de los dos militares y del oficial que comanda su unidad de inteligencia.
De nuevo le explicaron que en las Fuerzas Armadas no se cancela a un militar como si fuera cualquier empleado pública.
Explican que el único «daño» que hicieron los dos militares fue que se quedaron frente al edificio donde fueron detectados y que el comandante de estos no les explicó que no podían detenerse.
Ese es el motivo por el cual, aseguran, los dos militares fueron liberados y por el cual la PGR no ha convocado una rueda de prensa para dar detalles de la presunta conspiración. Esta nunca existió.
Sin embargo, a alguien se le ocurrió filtrar medias verdades a algunos periodistas que hasta llegaron a asegurar que se trataba de una conspiración vinculada «a la corrupción pasada». Los usaron o se dejaron usar como tontos útiles.
Ahora quieren que el tema salga lo más pronto posible del debate público por la sencilla razón de que no hubo tal complot y los militares presos actuaban para proteger a los fiscales, aunque estos no lo supieran.
Todo esto revela, además, la difícil situación que se vive en los cuarteles donde la desconfianza no parece ser poca.
También muestra que no hay coordinación entre las agencias de inteligencias y que la más nueva ha tenido un rotundo fracaso en una de sus primeras misiones.