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La rendición de cuentas sin cuentas claras

Lo que no se dijo en el informe presidencial al Congreso

Por William Perdomo / analista político

El pasado 27 de febrero, fecha en que se conmemora un año más de nuestra Independencia Nacional, el Presidente Luis Abinader aprovechó la ocasión para rendir cuentas ante el Congreso sobre su gestión al frente del Poder Ejecutivo.

En un extenso informe que abarcó prácticamente todo su período de gobierno antes que ceñirse estrictamente a lo realizado en el último año, el mandatario enumeró una larga lista de supuestos logros y avances estadísticos que para él demuestran que “hoy estamos mejor”.

Sin embargo, al rasgar la superficial capa de números y porcentajes triunfalistas, salen a relucir claroscuros que ponen en entredicho tanto el optimismo oficial como la real mejoría en las condiciones de vida de los dominicanos.

Más allá del natural sesgo politiquero de una cuenta rendida por el propio implicado, llama la atención la ausencia de un balance detallado, sector por sector, respaldado por datos abiertos y verificables por instancias independientes.

Asimismo, se echa de menos un reconocimiento frontal de los graves problemas que aún aquejan al país, como los altísimos niveles de pobreza, desempleo, violencia e inseguridad ciudadana, así como de las estrategias que se implementarán para su efectiva solución más allá de las recurrentes promesas.

Tampoco se explican a fondo los motivos tras el fracaso o los magros avances en áreas neurálgicas como el sistema educativo, la salud pública, la lucha contra la corrupción y el crimen organizado o la defensa de los derechos humanos.

Llama poderosamente la atención el contraste entre la abundancia de cifras sobre obra pública e inversiones y la parquedad sobre los programas sociales y su impacto real.

No solo la ciudadanía cuestiona la visión triunfalista del gobierno. Incluso en la homilía del tradicional Te Deum por la Independencia, el arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, matizó el optimismo presidencial al señalar que “a pesar de que el Presidente Luis Abinader mencionó los logros que ha obtenido el país en el último año, todavía hay muchos males que afrontar como la delincuencia y la corrupción”.

El prelado fue enfático al afirmar que «la libertad todavía es tarea pendiente para la sociedad dominicana y que es urgente que el país trabaje para superar el desafío de una liberación integral».

Una crítica directa a la complacencia del gobierno y un llamado a concentrar esfuerzos en las verdaderas prioridades ciudadanas.

La democracia dominicana merece algo más que un ilusorio y maquillado “hoy estamos mejor”.

Requiere un sincero y autocrítico balance sobre lo mucho que aún falta por hacer para conquistar el bienestar, la justicia y la libertad integral que nuestro pueblo se merece y que sigue pendiente casi 180 años después de la gesta independentista

El Presidente optó por un informe triunfalista plagado de generalidades y autoelogios, orillando temas espinosos y prioritarios para la ciudadanía.

Una rendición de cuentas, en fin, donde brillan por su ausencia precisamente las cuentas claras.

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