Por Carlos Rodríguez
Este año, la cena navideña se ha convertido en un lujo inalcanzable para miles de dominicanos. Los precios de los alimentos esenciales, como el arroz, los huevos, las zanahorias y el pollo, han experimentado un aumento alarmante del 41%, lo que evidencia la desconexión del gobierno de Luis Abinader con la dura realidad que enfrenta nuestro pueblo.
Mientras los costos se disparan y el bolsillo de las familias se desangra, el gobierno sigue aferrado a promesas vacías, incapaz de ofrecer soluciones concretas para aliviar el sufrimiento de los más vulnerables. Resulta inevitable la comparación con las gestiones del PLD, cuando se lograron estabilizar los precios y garantizar un apoyo real a la población, permitiendo que estas fechas conservaran su carácter de celebración y unión familiar.
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Es imperativo que el gobierno actúe con sensibilidad y responsabilidad ante esta crisis que golpea con mayor fuerza a quienes menos tienen. La Navidad no debe ser tiempo de sacrificio ni angustia, sino de esperanza y fraternidad.
La justicia social no es un simple ideal, es un derecho inalienable del pueblo dominicano. El gobierno de Abinader debe escuchar el clamor de los ciudadanos y actuar en consecuencia. ¡Basta de indiferencia! El futuro de nuestra nación depende de líderes capaces de priorizar el bienestar de su gente.