Para que conste…
Por Valentín Medrano
“Gobernar es hacer, no decir. Aunque es preferible que sea decir y hacer en consonancia. Para muchos la concepción de Patria es presupuestal. Con cargo al presupuesto se aplaude, se apoya y justifica hasta a la crucifixión. Bandera, escudo e himno en el bolsillo, todos en billetes. (Twit).
Acontecimientos recientes hacen repensar la concepción de Estado: Si es población con rasgos culturales e idiosincrasia propios, con un territorio y fronteras, una organización administrativa con su dirección que ejerce el poder, división del trabajo y soberanía. ¡Soberanía!, ¿Con qué se come eso?, ¿Es una más de las ficciones del derecho?
Lo cierto es que hay toda una tendencia a hacer desaparecer las fronteras. El mundo es una aldea global interconectada, y por ende, el poder tampoco tiene fronteras. Hoy más que nunca se amerita de una redefinición de soberanía.
Los países fuertes y sus multinacionales imponen las reglas y llenan los bolsillos de sus representantes, quienes a su vez son escogidos por electores nativos a los que dicen representar, pero en la práctica son embajadores y no presidentes o legisladores o jueces. Responden al designio del poder, están normados por el poder que perdió los límites fronterizos.
Así la noción de patria también se redefine. Pues el fervor que quema las almas y mueve a acciones y reacciones nacionales y nacionalistas se inspira más en los billetes que sirven para la adquisición de bienes y servicios aveces suntuosos que en el interés soberano. El dinero es frontera, patria y soberanía, y por ello es la tendencia a escoger, seleccionado desde fuera, a empresarios ricos para la conducción de gobiernos y enclaves. Es más fácil lidiar con quien ya tiene claro su Dios y seleccionó a “…lo que es del Cesar” en la opción ofertada por el cordero.
Nos engañan y nos engañamos. Pensar con propios criterios está en veda. Otros nos sirven los pensamientos ya acabados, terminados, para que solo los positivemos y defendamos en el voto constante de las elecciones universales de las redes y los likes, que a la vez son fraude, ya que siempre saben cual ha de ser nuestro voto, pues ellas son productoras iniciales y receptoras finales de esos tendenciados pensamientos.