Piden a Luis Abinader y Cultura detener crimen cultural de Dío Astacio
Por Ramón Peralta
Según la mayoría de los comunitarios, en los cinco meses que lleva el ‘pastor’ Dioris Anselmo Astacio Pacheco al frente de la alcaldía de Santo Domingo Este, ha demostrado un total desprecio por los valores culturales y ecológicos de la ciudad, así como una alarmante falta de transparencia en la gestión pública. Astacio se ha convertido en un violador recurrente de las leyes de espacios públicos y muestra un irrespeto hacia los regidores, a quienes considera sus siervos. Aquellos regidores que se han atrevido a pedir cuentas han sido intimidados, lo que marca el inicio de una nueva forma de administrar los fondos públicos.
Su comportamiento se asemeja al de un dragón amenazante hacia periodistas y críticos. Recientemente, hemos sido testigos de un nuevo acto de agresión a nuestra historia y cultura: la Asociación de Importadores de Vehículos Usados (ASOCIVU) ha anunciado, a través de sus redes sociales, la realización de una feria de automóviles en los jardines del Faro a Colón, en colaboración con la alcaldía de Santo Domingo Este, programada del 17 al 21 de octubre del presente año. Esta iniciativa ha sido interpretada por los munícipes como una aberración sin precedentes en la historia del municipio y una agresión directa a la cultura.
Desde su inauguración en 1992, ningún alcalde se había atrevido a patrocinar un evento de esta naturaleza en un espacio tan emblemático. Al convertir un patrimonio cultural en una feria de automóviles, Astacio desfigura este símbolo, restándole importancia a las más de 50 salas de museo que albergan los restos de Cristóbal Colón. Este acto desvirtúa el significado cultural y espiritual del lugar, transformándolo en un simple mercado.
Gestores turísticos opinan que un país cuya principal fuente económica es el turismo, esta acción perjudica la percepción internacional de la República Dominicana. Para los turistas y visitantes extranjeros, un evento comercial en un sitio histórico genera una mala impresión sobre el valor que se le otorga a la cultura y al patrimonio dominicano. Algunos comunitarios consultados advierten que un evento de venta de automóviles en los jardines del Faro a Colón sería un golpe mortal a su significado histórico y cultural, convirtiéndonos en una ciudad que convierte sus monumentos en bacanales, donde las autoridades promueven la agresión a los espacios culturales en aras de ganancias monetarias.
Comunitarios que pidieron reserva de su nombre por temor a la represalia del alcalde expresaron que aceptar una feria de vehículos en los jardines del Faro a Colón, respaldada por la alcaldía, establece un precedente peligroso que podría abrir la puerta a otros eventos similares en sitios patrimoniales, llevando a la profanación de espacios culturales importantes. Ante los desmanes impunes del alcalde Astacio, la sociedad está perdiendo confianza en la administración local, que viola los espacios públicos con contenedores malolientes en las aceras frente a escuelas y ahora pisotea el patrimonio cultural en favor de un sector importador.
Miembros del partido oficial han expresado en privado que el papel de los concejales o regidores frente a los desmanes del alcalde ha sido timorato y que en esta iniciativa que ha rebozado la copa, ellos deberían ser proactivos y comprometidos con la defensa del patrimonio cultural. Esos perremeistas que nos suministraron la información agregaron que Los regidores deben pronunciarse sin miedo en por la protección del municipio y de los caprichos e improvisaciones del alcalde.
Según ellos, Astacio ha manejado la alcaldía como si fuera una finca de su propiedad, cometiendo desafueros sin rendir cuentas a la sociedad ni a los propios regidores, a quienes no les dispensa el mínimo respeto. En este sentido, muchas voces claman al Ministerio de Cultura, a la Dirección de Museos, a los regidores de Santo Domingo Este y a los representantes del Congreso en el municipio que fijen posición sobre esta situación que lesiona la identidad cultural dominicana. Y si eso no es suficiente, piden la intervención del presidente para que impida al «gran Samael» de Santo Domingo Este destruir la esencia cultural de los patrimonios de la ciudad.