¿Preferidas malas prácticas?
Por Fernando A. De León
Es normal que un apéndice del gobierno dominicano donde se manejan divisas, es decir, dólares en cantidades extraordinarias como el consulado de la República Dominicana en Nueva York, suscite disquisiciones y serios enfrentamientos. Lo que no se entiende es que, precisamente en estos momentos, unos incurran en malas prácticas y otros no.
Mala práctica es una operación fallida abordada sin destreza o, lesiva a individuos o a un colectivo. Ese vocablo o acepción al igual que el término OPERACIÓN, también puede ser aplicado a cualquier actividad cotidiana; políticas públicas, institucionales, profesionales, etc…
Este introito responde al reciente match entre el actual cónsul dominicano en Nueva York, Carlos Castillo y el saliente, Eduardo Selman. El primero dice que en la gestión del segundo hubo “mala práctica” y cita nada más, parte del personal que cobraba entre 300 y 400 dólares indebidamente por expedir un documento.
Castillo, se ha negado a retractarse sobre su denuncia de supuestos actos de corrupción (esas son las malas prácticas). Parecería obviar otras. Según informaciones de entero crédito, continúan en curso otras modalidades. Como dice el refrán: “escobita nueva barre bien”
Entendemos que si el nuevo cónsul desea acabar con las malas prácticas, lo primero que tiene que hacer es frenar las dádivas a algunos personajillos, periodistas y comunicadores que constantemente son beneficiados económicamente, dizque para proyectar una buena gestión o mantenerse indiferentes. Se nos ha comentado de algunos que antes formulaban denuncias y ahora no se hacen sentir, porque están “cogiendo lo suyo”.
Entre otras medidas, el recién nombrado cónsul debería finiquitar ciertos nepotismos; nombrar un personal que sea profesional y moralmente aceptable. De otro lado, debe desarraigar de una vez por todas, otra mala práctica: las de comunicadores chantajistas que amenazan con hacer denuncias “si no me dan lo mío”.
Como no podemos sustraernos de ciertas debilidades como migrantes, cualquier dominicano, periodista o comunicador-incluyéndonos-, podría ser favorecido en determinado momento. Eso es una cosa, pero visitar constantemente el consulado para mendigar y chantajear, es otra.
Entre otras cosas, no debería permitirse que en esa sede consular trabajen empleados ya pensionados por el gobierno dominicano. Sea quien sea, esto también es una mala práctica, si de corrupción y violar las leyes se trata. Para finalizar, lo que queremos significar es que el nuevo cónsul debería corregir algunos entuertos y, con respecto a otras, no priorizar algunas “malas prácticas”.