Por Robert Vargas
En el argot popular se usa el concepto de «timacle», para definir las cualidades de ciertas personas. Urgando por arquí y por allá, encontramos que al Ministro de la Presidencia , Lisandro Macarrulla, le cae la expresión «como anillo al dedo» y eso lo demostró la noche del pasado jueves cuando fue declarado como «El Villaduartiano del Año» 2021, por el Comité Ejecutivo del Club Calero, en el sector homónimo.
Antes de continuar vamos a mostrarle al menos una de las definiciones del hombre «timacle».
Dícese de aquel hombre que posee «con destrezas excepcionales.(…) que denota habilidades y destrezas fuera de lo común».
En el portal «Diccionario Libre» escriben los siguientes ejemplos para «tipificar» al «timacle»:
- Juan es un Timacle, levantó ese peñón tan pesado del suelo y lo puso en una esquina.
- Miguel es un Timacle en matemáticas, resolvió todos los problemas.
- José es un Timacle arregló el motor del vehículo el sólo.
Todo esto viene a cuento por el hecho de que el presidente del Club Calero, Andrés Liberato, antes de entregar el reconocimiento a Macarrulla como el «Villaduartiano del año», procedió a describir las condiciones materiales de pobreza que afecta a los niños y niñas que practican voleibol y baloncesto en esa entidad.
Habló Liberato, además, de la necesidad de reparación del tabloncillo del club y de que este ha sido reconocido en al menos 11 ocasiones como el «Club del Año» y le agregó que los atletas egresados de allí abundan en los equipos de voleibol y de baloncesto a nivel nacional.
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Era más que claro que Liberato lo estaba diciendo para que el Ministro de la Presidencia Macarrulla lo escuchara y pusiera en juego su influencia y su poder para satisfacer las necesidades del Club Calero y de sus dirigentes.
Pero, Macarrulla, comerciante y empresario al fin que muestra una falsa pose de solidaridad con los pobres y necesitados se las arregló para salir del paso ejecutando el clásico «mareo» de muchos políticos.
Actuó como el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez quien, durante una visita al barrio pobre de L Barquita (vieja) para inaugurar una parroquia, puso a los feligreses a darle a la rica iglesia católica sus pocos centavos que tenían.
López Rodríguez le dijo a aquellos miserables que su Dios amaba más sus pocos centavos que los millones que pudieran aportarle los ricos. Y lo bueno del caso es que los pobres de La Barquita se lo creyeron, metieron la mano sn sus respectivos bolsillos y ayudaron a la iglesia a ser más rica mientras ellos eran más pobres.
Por tanto, ese López Rodríqguez era un verdadero timacle poniendo a los pobres a darle sus dineritos a la enormente rica Santísima Iglesia Católica. Lo mismo hacen ciertos pastores evangelicos.
Y en esto, Macarrulla no guarda diferencia.
Él se puso a elogiar las condiciones de los atletas dominicanos que llegan a la cima enfrentando la miseria. Con sus palabras, logró que los atletas pobres se sintieran contentos de ser pobres y de llevar la gloria al país en base a sus miserias.
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Pero donde el hombre demostró que es un verdadero timacle fue cuando dijo de todo y no precisó nada en concreto. En pocas palabras, todo fue «mareo».
Y allí mismo habló de la formación de un comité que lo integrarían, según él, la gobernadora provincial, (una funcionaria que no maneja presupuesto); dos diputados, quienes tampoco manejan presupuesto; un artista y varios funcionarios de segundo nivel, también sin capacidad para manejar grandes presupuesto.
Al final, Macarrullo se marchó de allí en medio de aplausos poniendo en juego sus habilidades de timacle para «marear» y hacerle creer a quienes le escuchaban que él se había comprometido a hacer algo, cuando, en el fondo, lo que hizo fue delegar en gentes sin capacidad para manejar fondos y, en consecuencia, sin posibilidades para atender los reclamos del Club más representativo de la provincia Santo Domingo.