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La fiscal Raquel Cruz regresa «con todos los poderes» contra los ruidos

Por Robert Vargas
Con todos los poderes. La Fiscal Raquel Cruz cambió por completo su «look» y, sin dejar de ser elegante ni por un minuto, se colocó unos zapatos cómodos, unos pantalones vaqueros, una blusa ligera y una chaqueta que le daba cierto aire de formalidad.

Entre la blusa y la chaqueta se protegió con un chaleco antibalas que le envió el general Ludwig Suardí Correa, Director de la Policía Nacional en Santo Domingo Oriental.

Junto a ella, y tras ella, una multitud de policías, militares y policías municipales, todos al mando del coronel de la FARD Victor Manuel Castillo De la Rosa.

Solo tres personas conocían perfectamente hacia dónde se dirigían.

Nadie más.

Ella era una de esas personas y los otros dos son de la extrema confianza de la fiscal.

La pregunta lógica es ¿Por qué tantos policías y militares para clausurar un negocio ruidoso?

La respuesta es simple, muchos de los dueños de los drinks y colmadones que desafían a la ciudad con su persistente contaminación sónica y ocupación de los espacios públicos son oficiales superiores de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Otros son individuos vinculados a negocios dudosos y con posibles relaciones con bandas criminales.

Todo es posible.

Por tanto, es mejor exhibir exceso de fuerza para, precisamente, no tener que usarla.

Si a la clausura de uno de esos negocios se presenta una patrulla cualquiera, pueden estar seguro que ocurrirá una de las siguientes acciones:

  1. a) El dueño del negocio, si es civil, llama por teléfono a un oficial superior para que le «baje rayas» a los policías y los obligue a ir de regreso «con el rabito entre las piernas».
  2. b) Si el dueño es militar o policía con rango superior, le impone los rangos a los policías.
  3. c) Si la patrulla insiste en cerra el negocio ruidoso, entonces entra en acción el tigueraje del entorno y ellos se ven obligados a retroceder y
  4. e) Los dueños del establecimiento le dan unos cuantos pesos a la patrulla y estos se marchan como si nada ocurriera.

Sin embargo, cuando es l a fiscal Raquel Cruz quien actúa, las cosas son totalmente distintas.

Ella es una funcionaria del Ministerio Público que conoce al dedillo sus derechos y deberes como Fiscal y no le acepta presiones a nadie, ni siquiera a oficiales superiores ni a los políticos que están detrás de esos negocios.

Por eso se ha ganado el respeto y la admiración de la gente decente de Santo Domingo Este.

El alcalde Juan de los Santos no se equivocó cuando en el año 2011 depositó toda su confianza en ella para iniciar la mayor guerra contra la contaminación sónica que se ha librado en este municipio y la más exitosa en todo el territorio de la República Dominicana.

A juzgar por lo ocurrido la pasada semana, parece que el alcalde Alfredo Martínez seguirá esa misma línea, si es así, merece aplausos.

Como Raquel sabe a  lo que se expone, no opuso resistencia el pasado jueves y atendió la sugerencia del general Suardí y se colocó el chaleco anti balas.

No era para menos.

La primera parada de su recorrido serían dos establecimientos en una estrechísima calle de Maquiteria que tenían «al garete» al vecindario.

Uno es propiedad de un oficial superior de la Fuerza Aérea de la República Dominicana y otro de un oficial superior de la Policía Nacional.

Cualquier cosa podía suceder allí, sobre todo, si se tiene en cuenta que oficiales superiores y de distintos rangos de las Fuerzas Armadas y la Policía son líderes de bandas criminales.

Por tanto, era mejor prevenir que tener que lamentar la muerte de ella o cualquiera de la comitiva.

Allí fueron clausurados por al menos tres meses  D’ Caché Drink y  Bar Billar la Ramizada en la calle Primera de Maquiteria.

Esto es inconcebible, tener que usar la fuerza pública contra establecimientos propiedad de militares y policías que, se suponen, deben ser garantes de la ley y el orden.

Pero, esa es la República Dominicana.

La Fiscal Raquel Cruz ingresa a "Un Chin Restaurant, bar & Grill" para clausurarlo
La Fiscal Raquel Cruz ingresa a «Un Chin Restaurant, Bar & Grill» para clausurarlo

Allí fue necesario trabajar con celeridad porque, en pocos minutos la multitud se aglomeró y las cosas podían salirse de control, lo que no sucedió debido a la masiva presencia de tropas.

Durante las noches, en esos lugares, el ruido era ensordecedor y para cruzar en vehículos era necesario ir a cero kilómetros y pidiendo permiso a toda suerte de borrachos y, posiblemente, hasta drogados.

Desde el jueves en la noche, los vecinos han podido dormir tranquilos, domo debe de ser.

Rumbo a Invivienda Santo Domingo.

Aquí fueron clausurados D’ Willy Súper Fría. y Súper Colmado Ramírez. Ambos en la calle Pedro Mir.

A sus propietarios no les importa intranquilizar al vecindario, que  necesita descansar para reponer energías con las que regresar a las escuelas, al trabajo y hasta reponerse de una enfermedad o quizás, simplemente, poder conversar dentro de sus propias casas.

A estos dueños de drinks y colmadones ruidosos lo único que les importa es amasar dinero, nada más, aunque los vecinos hagan crisis.

Hacia la avenida Charles de Gaulle

En esta avenida fue clausurada el negocio «Xtremo Terraza Bar», porque operaba abierto dejando escapar al exterior su potente sonido e  invadiendo los espacios públicos.

«Xtremo Terraza Bar», fue clausurado por tres meses, no así un establecimiento contiguo que opera con total y absoluto respeto de la ley y sus vecinos al no permitir que el ruido escape al exterior.

De allí al Residencial Don Oscar

En este lugar, próximo al puente que conecta la avenida Charles de Gaulle con Santo Domingo Norte, se produjo una situación interesante.

Clauraron el «Colmado Don Oscar», un establecimiento en el que venden arroz, habichuelas y todo lo demás propio de un colmado, pero en el que mantienen encendido un equipo de sonido y, los fines de semana es que «la cosa es dura».

Allí instalaban un discolight con música a todo volúmen hasta entrada la madrugada.

Uno de los vecinos que denunció la situación, aunque es propietario de su apartamento, se vio obligado a abandonarlo.

Es evidente que alguna protección tenía el propietario del Colmado Don Oscar para desafiar impunemente al vecindario y a las autoridades.

Con Raquel Cruz, y el respaldo que le da la titular del Ministerio Público en la Provincia santo Domingo, Olga Diná, eso se acabó.

Hacia la carretera Mella

Aquí clausuraron, también por tres meses el «Twenty One Drink». Este es un establecimiento que, de tan chico, parece una «caja de fósforos», por lo que la mayoría de sus clientes ocupaban los espacios públicos y el ruido de sus potentes equipos era enviado al exterior intranquilizando al vecindario.

Un hombre, que dijo ser el administrador, simplemente preguntó que «¿Por qué lo cierran?».

Parece que él no le prestó atención a la notificación que semanas antes le entregaron mediante acto de alguacil para que pusiera punto final a los altos ruidos.

Rumbo a Las Palmas de Alma Rosa

-«¡Se hizo justicia! ¡Se hizo justicia!».

Era un hombre joven que, desde dentro de una multitud de curiosos, no ocultaba su alegría al ver que «La Rambla Sport Bar», era clausurado.

No era para menos.

Durante las noches ese sitio era infernal.

Nadie podía estar tranquilo ni siquiera en dentro de sus casas.

Es un negocio pequeño por lo que sus clientes estaban en el exterior provocando todo tipo de desorden.

Parece que los dueños de «La Rambla Sport Bar» se dieron cuenta de que iban a por ellos y se apresuraron a cerrar el establecimiento y se  marcharon a toda prisa.

Creyeron que eso los salvaría de la clausura.

La Fiscal Raquel lo resolvió fácil: le colocó en la puerta un par de carteles informándoles que está clausurado y las leyes que violentó. Luego llenó un formulario y lo dejó con un vecino para que se lo entregue al propitario. Si este abre el negocio, irá a prisión, tan sencillo como eso.

Este fin de semana el vecindario disfrutará de tranquilidad por primera vez en mucho tiempo.

Y, finalmente, la joya de la corona: «Bar-Restaurant el Chin», en la Octavio Mejía Ricart, Ensanche Ozama.

Era evidente que los propietarios de este establecimiento de diversión se consideraban por encima del bien y del mal.

Escandalizaban y ocupaban los espacios públicos impunemente.

Este fue él último de la jornada.

Con su clausura inicia la etapa de reconquista de la tranquilidad para el vecindario del Ensanche Ozama.

Algunos de esos establecimientos tienen bajo su control absoluto a ciertos departamentos de la Policía.

Otros, simplemente ordenan bajar la música cuando ven que se aproxima una patrulla y, cuando esta se marcha, entonces regresan a lo suyo.

No se dan cuenta, sin embargo, que la Fiscal Cruz ya les está preparando sus respectivos expedientes con fotos, vídeos y mediciones por medioambiente del nivel de contaminación sónica.

Con esos elementos de prueba irá ante un juez a solicitar la clausura y secuestro de los equipos.

No importa que sea un establecimiento con inversiones multimillonarias o un negocito.

Raquel y su superior Diná Llaverías son del criterio que la ciudad es de todos, no de un grupito.

Ellas saben a lo que se enfrentan.

Raquel inició el proyecto en el año 2011, resapaldada por el entonces Fiscal Perfecto Acosta y el alcalde Juan de los Santos.

Ahora, ella sigue en esa guerra contra el ruido, según parece, respaldada por el alcalde Martínez.

Y, sobre todo, por la solidez del apoyo de la Fiscal Olga Diná Llaverías y el Director de la Policía Nacional, el general Ludwig Suardí Correa.

La tarea no es fácil.

Y si usted tiene a su lado un colmadon, drink o iglesia ruidosa, no dude en denunciarlo ante la Fiscal Raquel Cruz.

Sus oficinas están en el cuarto piso del Palacio Municipal de Santo Domingo Este, junto a las oficinas de Jurídica.

Es una guerra que ella no puede librar sola.

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