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República Dominicana vive

Por María Hernández
Cuando se tiene la oportunidad de visitar otras naciones, ver la realidad de su gente y compararla con la nuestra nos damos cuenta de que este es un paraíso de ensueño tan importante que ciudadanos de otros países, incluyendo artistas, políticos, pintores,peloteros empresarios y ciudadanos en sentido general que tienen dinero que les sobra han decidido quedarse aquí y disfrutar de las maravillas que posee esta nación.

Sin embargo, debe haber una acción desde el Estado para mejorar y poner en primer lugar la calidad de vida de la gente. Que los problemas económicos no sean una perturbación para la mayoría de los hogares dominicanos, muchos de los cuales tienen a mujeres como cabeza de esas familias, por diferentes circunstancias.

La forma más fehaciente de darse cuenta que la República Dominicana es un pueblo que vive su historia, su cultura, sus escenarios y su gente es visitar los fines de semana cualquier colmadón de los muchos que existen en diferentes sectores de áreas urbanas y rurales de nuestro país, en donde se observa a la gente disfrutar de la compañía de amigos mientras escuchan música y disfrutan de su bebida preferida, encuentros que en muchos casos se ven frustrados por unos pocos que actúan sin medir las consecuencias que su accionar delincuencial pueda generar.

El Estado dominicano debe incentivar el gozo pleno de la gente para que no tengan necesidad de salir del país en busca de oportunidades que fácilmente pueden conseguir en su país si les dan la oportunidad y les proporcionan los medios para hacerlo tomando en cuenta la capacitación de los ciudadanos sin importar que sea o no del partido gobernante.

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No es posible que en un país de ingresos medios, como el nuestro, en vías de desarrollo haya hospitales y escuelas sin agua y sin energía eléctrica. Cómo se manejan instalaciones tan importantes sin esos dos servicios que cada día van camino a la privatización y que son un bien común mundial que no debe negarse a ningún ciudadano.

Las autoridades están permitiendo que el descontrol se apodere de muchos renglones económicos y sociales que nos están quitando las maravillas naturales que poseemos.

Los entornos de nuestras fuentes acuiferas y montañas se están llenando de personas, muchas del vecino Haití, acostumbrados a habitar en zonas inhóspitas sin que se les ponga freno.

Los indigentes duermen debajo de puentes y de elevados, en aceras y contenes, cocinan y viven en muchos de nuestros parques y no pasa nada.No hay una sola institución que le haga frente al problema.

A pesar de todo lo antes mencionado, la República Dominicana vive y vibra en el corazón de cada ciudadano que libre de sustancias que los enajenen piensan en construir un mundo mejor junto a todos los de su entorno familiar y de amigos.

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