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Se opone a que los dominicanos residentes en Chile voten en las elecciones del cinco de Julio

Por Victor Manuel Guerrero Reyes
Chile. —
Para nadie es un secreto que el tema del Covid-19 ha sido el tema de mayor trascendencia en lo que va del presente siglo. Pues se trata de una pandemia que, en menos de cuatro meses, les ha segado la vida a casi medio millón de personas alrededor del mundo.

Por ignominia o quizás por ignorancia, al principio algunas personas se resistían a creer que tal enfermedad existiese realmente, o que pudiese provocar los estragos pronosticados por expertos de diversos estándares de la ciencia.

Para triste recordación, fue el principal ejecutivo de la primera potencia del mundo, el presidente Donald Trump, quien, en desdén abyecto hacia la peligrosa pandemia que hoy nos aflige, se alzó con la pregunta: «¿Y quién se muere por una gripecita?».

Soy de origen latino; de un país enclavado en el pleno corazón del Caribe: La República Dominicana. Y aunque por asuntos «de fuerza mayor» estoy catalogado entre los «dominicanos ausentes» (pues resido en Chile) mucho me preocupan las cosas que sin menoscabo acontecen en aquella tierra que me vio nacer.

Concomitantemente, estoy preocupado por la salud y la vida de otros dominicanos que, como yo, residen acá, en Chile; un país que, aunque siempre nos ha concedido su apoyo en las múltiples facetas de la vida, esta vez se mantiene en silencio ante la solicitud insípida de ciertas entidades «dominicanas nuestras» que solicitan que votemos en su territorio aun en el pleno clímax del Covid-19.

Me preocupa el que algunas entidades políticas nuestras —de las que dicen trabajar en apoyo a los dominicanos— sigan insistiendo en poner en peligro la vida de los dominicanos y dominicanas residentes acá, en Chile; país que, aun sosteniendo el lema de que «o por la razón o por la fuerza» esta vez prefiere aferrarse a la razón diciéndonos «no» con su silencio.

Entiendo que mandar a votar a nuestra diáspora residente en esta nación es mandarla a arriesgar su vida y la vida de quienes, de manera muy gustosa, nos han extendido la mano.

Señores LEGISLADORES: Ustedes que no nos representan en esta nación suramericana; ustedes que no se han tomado el tiempo para visitarnos y escuchar algo relacionado con los problemas que nos aquejan: A ustedes bien les diré que es un acto de IRRESPONSABILIDAD VUESTRA el que ahora estén instigando para que, el 5 de julio próximo, haya elecciones de «dominicanos» en esta noble nación chilena.

La vida y la salud están por encima de cualquier cargo electivo, y es por eso que comparto la opinión del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuando dijo que “aún se está a tiempo para contener el virus”… y pena que aquel líder de Centroamérica se haya referido exclusivamente al virus del Covid-19 y no a otros aún más mortíferos.

“Para esto se deben tomar medidas tanto radicales como extremas. Medidas mismas que irían más allá del cuidado personal y la asignación de recursos financieros. La única forma de contener masivamente el virus es con restricciones de movilidad”, puntualizó aquel estratega.

Y no olvidemos lo que recientemente aconteció en Brasil, donde su presidente, Jair Bolsonaro, introdujo consigo la gran cantidad de contagios al ejecutar una política irresponsable con su rechazo a la cuarentena sugerida a toda la población por parte de algunos asesores cuyos.

Esa medida irresponsable de parte del presidente Bolsonaro fue lo que llevó a Brasil a convertirse en uno de los mayores puntos de contagios y muertes para una nación que nada tuvo que ver con las incongruencias de su Comandante en Jefe.

Es por cosas como estas —anteriormente expuestas— que estamos MUY EN CONTRA de que en estos momentos el dominicano ejerza su derecho al voto en Chile. 

Digámosle «no» al deseo oportunista de quienes se recuerdan de sus compatriotas tan sólo en tiempos electoreros.

«No» al deseo ridículo y poco convencional de quienes en nada difieren de «máquinas tragamonedas» por demás atiborradas.

«No» a aquellos que, a lo peor, nos estarían viendo todavía como carne de cañón.

En fin, aunque se escuche como algo «radical e inconstitucional» entendemos que el papel central de todo «elegido por el pueblo» debería ser preservar la vida de todo dominicano, resida o no dentro de su tierra. Y de no ser así: A Dios que nos ampare.

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