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(Vídeo) Entre lágrimas y tristeza a la familia Tejeda no les faltaron abrazos

Por Jarlen Espinosa.
Santo Domingo Este. – Dos capillas disponibles para los que asistieron a dar el pésame al empresario y político de Santo Domingo Este, Luis Alberto Tejeda y sus familiares, no fueron suficientes para la multitud que se presentó para acompañarles en su dolor.

El hermano, padre, abuelo y amigo, se encontraba bajo aquel profundo sueño dentro de su ataúd de blanco interior, adornado por arreglos florales que marcaban el camino del hasta luego.

Con un trayecto recorrido de unos 70 años, el corazón de Luis Tejeda (padre), dejó de latir.

Latente tristeza quedó en quien fue su compañera de vida por más de cinco décadas.

Ella entre llantos reclamó:

“¿Porqué me mandaste a dormir?

Me dormiste para que no viera tu partida.

¿Porqué me dejaste?”

El corazón de Don Luis se detuvo…

El de su hija Gledys estaba destrozado…

“Despierta.

Despierta que yo no te quiero ver así.

Ay que dolor, ay Dios mío”, gritaba sumergida en su tristeza.

Pero qué decir de los varones de Luis, Richard y Luis Alberto, quienes en medio de su dolor les tocó servir de soporte a sus familiares, y hasta de los que asistían a dar el pésame.

Justo en el centro del salón se encontraba Luis Alberto, quien duró más de cuatro horas recibiendo abrazos y palabras de aliento de parte de amigos, empresarios, dirigentes políticos y comunitarios, e incluso de colaboradores y colaboradoras de sus empresas.

Se solidarizaron…

Fueron tantas las personas que se hicieron filas hasta de tres hileras en el pasillo, para decirle a Luis Alberto y su familia, “estamos aquí”.

De repente…

En medio de los gritos, el llanto de una mujer sobresalió entre los demás, quien como una niña decía:

“Quiero ver a mi papá”, era Nancy, otra hija de Don Luis que vive en el exterior.

Difícil.

Muy difícil.

No hay forma de evadir este destino final.

Les confieso que cubrir eventos como estos no son precisamente las mieles del ejercicio periodístico.

Y, aunque asistí varias veces con mi Sensei Robert Vargas a algunos, tras su partida admito que ahora si es verdad que no es tarea fácil.

En cuanto a Luis Alberto y sus familiares, les toca afrontar esta parte de la vida, aceptar que no solo se tienen unos a los otros, sino también, el cariño y afecto de todo el que se solidarizó con ellos.

En medio del dolor, las lagrimas y la tristeza, no faltaron los abrazos.

Paz a los restos de Luis Tejeda (padre).

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