Por Robert Vargas
Durante el encuentro de aspirantes a la Presidencia municipal del PRM en Santo Domingo Este se produjeron dos anuncios que dispararon las alarmas entre quienes fueron tomados «por sorpresa» por parte de los anunciantes.
La reunió se produjo ayer en un centro de diversión de la avenida España y fue convocado a instancias de la dirección nacional del PRM, que quiere evitar que la convención eleccionaria en SDE termine «como la fiesta de los monos».
Aunque todos fueron convocados «de buena fe», una parte desconocía que ya se habrían realizados acuerdos previos de «coordinación», incluso, entre líderes de grupos que se han considerado «adversarios» históricamente pero que ahora, preferiría taparse la nariz para cruzar el fango mal oliente.
Uno de los anuncios que dejó a todos boquiabierto fue aquel mediante el cual uno de los asistentes reveló que estaba allí en función de aspirante a Presidente, cuando casi todos creían que era uno de los enviados de la dirección partidaria para hacer de mediador.
Una fuente conocedora del asunto reveló a Ciudad Oriental que todos reaccionaron asombrados y percibieron su jugada como un intento por controlar la dirección municipal en caso de que las circunstancias se lo permitan.
Pero eso no fue lo grave.
Lo realmente importante ocurrió cuando uno de los asistentes anunció que ya todo estaba resuelto y entre dos de los participantes habían resuelto repartirse la Presidencia y la Secretaría General sin tomar cuenta al resto.
Los aspirantes a la presidencia municipal del PRM en SDE se reúnen en busca de consenso…pero el asunto «huele feo, feo feo»-«Eso no es consenso. Eso es una trampa que no aceptaremos y tendremos que ir a la convención y que a cada cual le correspondan los puestos de dirección según los votos que obtenga», dijo a Ciudad Oriental uno de los aspirantes.
Otro también se mostró radicalizado y dijo que, aunque lo primero es conservar el poder garantizando la reelección de Luis Abinader, localmente, en SDE, «no puede haber imposiciones».
Esto sugiere que las cosas no serán, necesariamente, como suponen los dos que se habrían puesto de acuerdo para imponer «su consenso».