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El presidente Abinader y el helicóptero de Micky López

Por: Valentín Medrano Peña

Micky López es un ciudadano que saltó al conocimiento público a raíz de un proceso en el que fue incluido en La Vega y que se extendió imputacionalmente a toda su familia. Pasó la casi totalidad de su vida bajo el radar, sin estridencias y con cientos de procesos judiciales en los que demandaba el pago de acreencias. Oh Cielos!!! Debí decir que su principal actividad económica es el préstamo con garantía y como consecuencia de ello las ejecuciones judiciales.

Antes de su proceso, pero después del antes anterior, Micky tuvo cierto nivel de notoriedad a causa de comprometer sus bienes y su tiempo en favor de la campaña presidencial del entonces candidato y hoy presidente Luis Abinader.

Como campaña negativa para el presidente y para Micky López y su familia, se presentaban imágenes del entonces candidato en un helicóptero con un letrero visible que decía “Micky López”. Un pequeño y simple acto de megalomanía que le costaría sufrimiento, persecución, repulsa y dolor.

¡Luces! Y fue así como Micky López conocería los procederes del cuerpo de persecución penal dominicano, y es mantenido en un proceso penal, primero por causa de persecución política, y luego, para guardar las apariencias y cuidarse del que dirán. ¡Malaya sea su suerte!

¡Cámara! El nuevo sistema de persecución penal, con su contraparte de ‘justicia a la carta’ del Poder Judicial, incluye una cartera para desmeritos públicos, con partida presupuestaria destinada a abonar el camino al desamparo de quienes son señalados como comisores de actos de transgresión a la ley. Aunque bien es cierto que muchos se prestan gratuitamente al deleznable oficio de destruir moralmente a otros.

La forma de preparar y de servir ese popular plato es la siguiente: Se selecciona el animal (imputado), si, porque se estila denominar con nombre de animales a los sometidos a procesos por parte del nuevo Ministerio Público “independiente”. A tales fines, el animal, se sazona con informaciones maliciosas, falsas y distorsionadas, manifiestos amplificados con cientos de comentarios de influencers y comunicadores en medios y redes, los primeros de los cuales (comentarios) serán pagados con cargo a dicho presupuesto que paga la Dicom, y el resto, parte de la ola de repetidores e influenciados que no cuestiona o razona las informaciones que da por ciertas por provenir de autoridad o referentes.

Ya sazonado en los medios y redes sociales, el futuro imputado, no encontrará un alma solidaria que preste atención a sus ruegos y llantos. No habrá donde clamar ni a quien llorar, y y ya, a expensas de un sistema corrompido, que no depara en derechos y debido proceso, el plato está listo para ser servido al amedrentado sistema judicial con adobo de desamparos y marinado a la arbitrariedad.

Así, el ayer desconocido Micky López descubrió la sinrazón y el desamparo, devino en víctima de vilipendios y engrosadoras difamaciones, acusado en las calles, medios y redes de narcotráfico, no en la acusación oficial, presentado como asesino, vendido como un temido delincuente, y saben qué, sin una gota de prueba.

Su abogado, mi amigo, Luis Feliz me pidió que estudiara el proceso de que era acusado el vendido como ogro, el ajado señor Micky López y le diera mi opinión al respecto, ya que todo cuanto ahora ocurre al rededor de su cliente es endemoniado en los medios y hasta algunos abogados temen opinar objetivamente al respecto por no caer en desgracia ante el vengativo órgano persecutor dominicano.

Al adentrarme en el estudio del ampuloso expediente, en la página 13 encontré la causa de la acusación de Micky López y su familia, lo que a la vez es una vergüenza sistémica y una afrenta al sistema de justicia y al ejercicio del derecho, según el órgano acusador Micky López es culpable de Lavado de Activos y merecedor de todo el escarnio que se ha pagado para dañarle, por el hecho de que en el año 2002, año en que nace la ley de Lavado de Activos (72-02), compró un bien inmueble a un ciudadano que sería deportado catorce años después (año 2016). Y no es solo que en caso de que si hubiera sido una actividad delincuencial, como aduce el Ministerio Público, esta se habría extinguido en el año 2012, cuatro años antes de la deportación del vendedor y hoy acusado, sino que esa transacción se realizó al amparo de todas las leyes y pagados todos los impuestos, amén de ser al momento, un bien de preferencia lícita, pues los delitos que pretenden sean sus precedentes, presuntamente los cometió el deportado dieciocho años después, por lo que, lo que resulta precedente no es el delito sino la compra. De ahí que se deba afirmar que no se trata de un hecho generador de un delito precedente respecto de una ley que al momento de la ocurrencia no existía, y que el presunto delito (precedente) es posterior en más del periodo que expresa la norma para las prescripciones (Art. 44 del CPP).

Lo otro es que el Ministerio Público pretende establecer la relación y nexo por el hecho narrado, y los medios y redes el establecimiento del tipo de narcotráfico, aún habiendo sido este descartado como calificación jurídica para la imposición de la medida de coerción por una jueza de la República, y proyectado al futuro del proceso, con las siguientes lapidarias fundamentaciones “que no se había aportado un solo elemento de prueba para tomar en consideración los diferentes artículos de la ley de drogas (50-88) esgrimidos por el órgano acusador”. Nada que indicara narcotráfico, y yo agrego, ni ningún otro tipo penal.

¡Acción! Micky López no es narco, no está acusado de tal cosa, no tiene que defenderse ante la justicia de esa afrenta, pero tiene la injusta necesidad de hacerlo ante los medios de comunicación y redes sociales, que parecen tener licencia para acusar a cualquiera, cuando quieran y de lo que quieran impunemente.

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