Por Robert Vargas Abel Matos es uno de esos regidores que se toma muy en serio sus funciones. En algunas ocasiones asume tareas que no son propias de las de un concejal, pero él se compromete más allá de lo que le ordena la ley y, más allá de donde puede.
Por igual lo vemos gestionando soluciones para una familia a la que se le incendió la vivienda con todos muebles dentro; distribuyendo fundas para la basura; reuniendo y obsequiando materiales para prevenir la Covid-19; colocándose al frente de brigadas para limpiar las calles, entre otras muchas actividades.
A él, como a los demás regidores, los eligieron para fiscalizar al alcalde, reglamentar y «legislar» en el Concejo de Regidores.
Esto último lo hace a plenitud. Justifica cada centavo que se le paga.
Tiene un año como concejal en el ASDE por la Circunscripción 2 de Santo Domingo Este y, en muchas ocasiones, la alcaldía se molesta cuando él ejerce sus funciones de fiscalizador.
Pero lo de Abel Matos va más allá y este sábado lo hemos encontrado en el parque Arco Iris, que está en la intersección de las avenidas Francisco Segura y Sandoval y avenida Venezuela.
Estaba rodeado de una multitud de mujeres, que lo aclamaban.
Matos acompañaba a un grupo de mujeres a las que les patrocina una actividad que denominan entrenamiento con Mary Zumba.
Desde temprano estas mujeres entrenaban orientadas por «Mary Zumba» al ritmo de música rítmica y pegajosa.
Todas lo aclamaban. El no era un extraño en el grupo, puesto que a todas las conoce por su nombre, y eran muchas.
Esto significa una sola cosa: hay empatía entre él y ese grupo de mujeres, no surgida ahora, sino desde hace buen tiempo, solo que ahora, como regidor y Vice Presidente del Concejo de Regidores, esas relaciones se han acentuado.
Abel Matos no es como otros regidores que ni en sus barrios los conocen.
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