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#La Amenaza Silenciosa a la Libertad Informativa en el Gobierno de Luis Abinader

Por  Carlos Rodríguez
La democracia se nutre de la pluralidad de voces y la libre circulación de ideas, elementos esenciales que hoy se ven amenazados bajo el actual gobierno de Luis Abinader. En un contexto donde la autocensura se ha vuelto norma y el miedo a las represalias eclipsa el valor de la verdad, nos enfrentamos a una situación alarmante que merece ser denunciada con urgencia. La propuesta de ley que busca regular los medios de comunicación no es más que un intento encubierto de censura que debe ser rechazado enérgicamente.

El desconcierto y la incertidumbre que rodean a nuestra prensa son componentes de un escenario que recuerda los peores momentos de la historia. Este intento de control sobre la información no solo socava la libertad de prensa, sino que crea un ambiente hostil para aquellos que se atreven a cuestionar al poder. La conducta de silenciar a quienes disienten o critican, a menudo mediante la descalificación y la difamación, revela un enfoque autoritario que debería alarmarnos a todos. ¿Es este el tipo de gestión que queremos para nuestra nación?

Don Juan Bosch, el destacado político y escritor dominicano, siempre tuvo además de su agudeza una gran conciencia social, siempre estuvo adherido profundamente a la defensa de la libertad de expresión, sus afirmaciones fueron que «la libertad de expresión es el primer derecho del hombre». Esta certeza, junto con su reflexiones de que «la libertad de expresión debe ser el insustituible medio de comunicación entre los hombres», subrayaba siempre la creencia de que una sociedad verdaderamente democrática debía tener asegurada un espacio donde las voces diversas puedan expresarse sin temor. En este sentido, el silencio ante la censura es un acto que no solo atenta contra los periodistas, sino contra la esencia misma de nuestra humanidad y nuestra convivencia democrática.

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Las voces que denuncian abusos y corrupción son imprescindibles en una democracia; sin embargo, el ambiente de hostilidad y rechazo hacia estas opiniones crea un efecto escalofriante. Los medios de comunicación, en lugar de ser guardianes de la verdad, se ven atrapados entre la espada y la pared, obligados a elegir entre la integridad profesional y la seguridad personal. Este dilema no es solo un reto para periodistas, sino un ataque frontal al derecho de la ciudadanía a estar informada de manera veraz y completa.

El silencio ante esta situación es cómplice de la erosión de nuestras libertades fundamentales. Una prensa comprometida y libre es esencial para la construcción de una democracia robusta. Al permitir que el miedo a hablar prevalezca, cedemos ante quienes buscan acallar la disidencia. Nos encontramos en un momento crítico: es imperativo que la sociedad civil, los periodistas y todos los actores comprometidos con la verdad se unan para desafiar estos intentos de censura. La historia nos ha enseñado que callar ante la injusticia solo lleva a la normalización de la opresión. Recordemos que una comunidad informada es una comunidad empoderada, y en su voz reside la esencia de la verdad y la democracia.

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