
Por Carlos Rodríguez
Hoy, las familias dominicanas y los pequeños negocios enfrentan una dura realidad: apagones interminables que arruinan vidas y sueños. La gestión del gobierno de Luis Abinader ha llevado a nuestro país a un retroceso de 20 años en el sector eléctrico, un verdadero agravio que nos recuerda tiempos difíciles que creíamos superados.
Recorriendo el país, desde el norte hasta el sur, no hay rincón que escape a la frustración de quienes sufren de 8 a 16 horas de interrupciones eléctricas diarias. Panaderías, colmados y salones de belleza, una vez prósperos, hoy se ven obligados a invertir en plantas eléctricas , inversores y solo para sobrevivir a una crisis que parece no tener fin. Es inaceptable que, a pesar de los altos costos del servicio, la población no pueda disfrutar de un suministro continuo y confiable.
Rubén Bichara, exvicepresidente de la CDEEE, señala con claridad la raíz del problema: la falta de gestión, planificación e inversión. Mientras el PLD dejó pérdidas eléctricas en torno al 21-22%, hoy, bajo la dirección del PRM, esas cifras han escalado a niveles alarmantes, superando el 50% en EDEEste. Esto no es solo un dato, es un grito de desesperación que resuena en cada hogar dominicano.
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La actual administración ha decidido enfrentar el déficit energético a costa de nuestro bienestar, implementando apagones como una solución temporal que solo agrava la situación. La demanda de energía sigue creciendo, mientras el gobierno se aferra a una política de improvisación que nos ha devuelto a la oscuridad.
Es hora de que la población despierte y exija un cambio real. La incompetencia del gobierno de Abinader no puede seguir afectando nuestras vidas. Recordemos que, antes, teníamos un servicio eléctrico que funcionaba casi 24 horas al día. ¡No podemos permitir que la historia se repita! La lucha por un suministro eléctrico digno y sostenible es nuestra, y juntos debemos exigirlo.
La oscuridad no es nuestro destino; es hora de encender la esperanza y recuperar la luz que merecemos.