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Un Año de Reflexiones: ¿Construcción o Saqueo?

Por Carlos Rodríguez
A medida que el año 2024 se acerca a su fin, es inevitable hacer un balance de lo que ha acontecido en nuestra nación. Este periodo de reflexión se convierte en una oportunidad para analizar no solo los logros y desafíos personales, sino también el rumbo político que hemos tomado. En un contexto donde la esperanza de un nuevo comienzo se mezcla con la nostalgia de lo que hemos vivido, surge una pregunta fundamental: ¿Quiénes están realmente construyendo el futuro de nuestro país?

En este tiempo de festividades y reencuentros, es importante recordar que el bienestar de nuestra sociedad no puede depender únicamente de momentos de alegría efímera. Las decisiones políticas, muchas veces teñidas de clientelismo y egoísmo, han dejado a un lado las necesidades de la ciudadanía. La gestión actual ha estado marcada por una lucha interna que, lejos de solidificar la unidad, ha abierto brechas de desconfianza y descontento entre los dominicanos.

El escenario político se ha visto empañado por disputas que parecen más un espectáculo que un verdadero compromiso con el bienestar del pueblo. El prometido  cambio se diluye ante la realidad de un gobierno que, en lugar de construir, parece estar más enfocado en el reparto de poder y privilegios. La falta de una visión clara y coherente ha llevado a que muchos ciudadanos se pregunten si, en el futuro, debemos seguir confiando en aquellos que prometieron un cambio o si es momento de buscar alternativas que realmente representen nuestros intereses.

A medida que el nuevo año se asoma, la necesidad de una reflexión profunda se vuelve más urgente. ¿Estamos dispuestos a seguir eligiendo a quienes han demostrado ser incapaces de responder a las demandas de la población? La historia política de nuestro país nos recuerda que del polvo venimos y al polvo volveremos. Pero también nos invita a considerar que el camino hacia el futuro debe ser construido con responsabilidad y empatía.

En este cierre de año, celebremos lo que hemos aprendido, pero también cuestionemos lo que hemos vivido. Que la brisa navideña nos inspire a abogar por un 2025 donde la tolerancia y el compromiso real con la ciudadanía sean los pilares de nuestro quehacer político. En la encrucijada actual, es momento de pensar con claridad sobre quiénes son los verdaderos arquitectos de nuestro destino. La decisión está en nuestras manos.

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