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Un caramelo envenado

Por Freddy González

“El fascismo, nazismo y sionismo,
tienen la misma raíz, el ultranacionalismo.”

La dotrina del destino manifiesto” con la que Donald Trump pretende hacer de los Estados Unidos un país más grande y en expansión, es hermana siamesa de la del “Espacio Vital”, con la que el sionista Benjamín Netanyahu, justifica su política de ocupación y expansión en los territorios palestinos de la franja de Gaza.

Con la primera, los EE. UU. despojaron a sus vecinos mexicanos de 2 millones 100 mil kilómetros cuadros, y con la segunda, la Alemania nazi desató la segunda guerra mundial que dejó como saldo trágico más de 50 millones de vidas humanas y pérdidas materiales incalculables.

Por esa similitud y mancuerna de intereses, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, en medio de una caterva de medidas, órdenes y resoluciones que han conmocionado al mundo emitió unas declaraciones el  pasado sábado 25 del corriente mes, a solo 5 días de sentarse en el salón oval,  sobre el destino de los sobrevivientes de la destrucción de la franja de Gaza, semejante a la producida por el lanzamiento de las bombas atómicas tanto en Hiroshima, Nagasaki, o como la ciudad alemana de Dresde en la segunda guerra mundial, que ponen en evidencia las razones reales de la invasión del ejército israelí a esos territorios, los cuales definió como «lugar en demolición».

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propuso el sábado un plan para «simplemente limpiar» la Franja de Gaza y agregó que quiere que Egipto y Jordania acojan a un número no determinado de palestinos del territorio, en un intento de crear la paz en Oriente Medio.

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Trump sostuvo que había hablado con el rey Abdullah II de Jordania sobre el tema y que esperaba hablar con el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, añadiendo que: «Me gustaría que Egipto se llevara a la gente. Y me gustaría que Jordania también acogiera a gente».

Como es lógico, esa aparente preocupación por la suerte de miles de palestinos es una muestra de simulación y cinismo del presidente estadunidense ya que en la misma declaración anunciaba que Estados Unidos libera un cargamento de bombas a Israel prometiéndole un «apoyo inquebrantable», a lo que también, el ministro de Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, celebró la decisión del mandatario y aseguró que la región está más segura «cuando Israel tiene lo que necesita para defenderse».

Otro funcionario que se ha manifestado a favor de dicha propuesta es Bezalel Smotrich, ministro de finanzas, quien acusó a los 2,4 millones de personas que viven en Gaza de «glorificar el terrorismo».

Esa propuesta «humanista» de Trump que exilia al pueblo de Gaza y lo convierte en nómada, tiene que ser rechazada por toda la comunidad internacional que ha exigido el cese de la matanza y destrucción que el sionismo comete contra una población compuestas fundamentalmente de mujeres, niños y ancianos.

Egipto y Jordania son los primeros que deben rechazar los planes de cinismo de quedase con esa parte del territorio palestino, con el consabido dicho: “hoy por ti, mañana por mí”.

Lo que Trump no hace, es reconocer que lo que él llama «Lugar de Demolición» es el resultado de la política de exterminio diseñada y aplicada por el sionismo para quedarse con esos territorios y que ha cobrado la vida de cerca de 48 mil palestinos de los cuales el 42%, unos 20 mil son niños.

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Hoy es el pueblo palestino de la Franja de Gaza, mañana puede ser Siria, el Líbano o cualquier otro de los países limítrofes, porque Israel necesita expandirse para asentar el colonato a expensas de sus vecinos, aunque sea destruyéndolo como han hecho con Gaza.

Lo de Trump no es preocupación por el «pobre pueblo de Gaza»; no hay nada de humanismo, es más bien un caramelo envenado, que debe ser rechazado.

Solamente habrá paz en todo el medio oriente, cuando el Sionismo abandone su política de ocupación y anexión de territorios ajenos, porque dice el dicho: «Lo ajeno se deja quieto».

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