Por Robert Vargas
El ex presidente de la República y líder del Partido de la Liberación Dominicana, Danilo Medina, ya «sabe» quién gobernará el país a partir del 16 de agosto del año 2024.
El dirigente político se lo dijo a una multitud que le acompañó en el acto de juramentación de miles de peledeístas en la Circunscripción 2 de SDE el pasado domingo.
Según él, uno de los seis aspirantes a la nominación presidencial por el PLD será quien, definitivamente, el pueblo elegirá en los comicios presidenciales del 2024.
Lo dijo tras enumerar, como si fueran las cuentas de un rosario, el conjunto de obras realizadas por los gobiernos del PLD, mientras criticaba al gobierno actual del Partido Revolucionario Moderno.
¿Qué le falta para tener la certeza total?
Bueno, según él mismo admitió, necesita unos 18 mil peledeístas, hombres y mujeres, que sean honestos para trabajar en la observación del proceso de consulta que será realizado el 16 de octubre de este 2022.
Esos peledeístas serán quienes aporten la certeza de sus informes de que todo se hará con honestidad.
Esta seguridad de que los resultados de la consulta serán respetados por todos es lo que no existe.
Un problema, que no parece ser pequeño y tiene nombres y apellidos
Sin embargo, su afirmación y seguridad sobre lo que sucederá en el 2024 parece estar afectada por la debilidad de un PLD en el que la indisciplina cobra cuerpo.
Danilo Medina va a SDE y le da un trompón al gobierno en la boca del estómago
Esto pudo ser claramente visible el pasado domingo cuando en la manifestación del Club Los Mina, varios dirigentes de la organización se abstuvieron de estar presentes y de enviar personas para participar en el acto.
Tal cosa se verificó con la ausencia en el acto del diputado Franklin Martínez y su hermano el ex alcalde Alfredo Martínez.
También los diputados Luis Henríquez, Eduardo Hidalgo y Juan Carlos Echavarría, entre otros.
Estas ausencias aparentemente deliberadas, tienden a confirmar que la indisciplina en el PLD es creciente-
Lo peor es que varios de los ausentes hicieron carrera política y fortuna cobijados por la sombra del danilismo y, en apariencia, no temen morder «la mano que le dio de comer», ni cortar el árbol que le dio sombras.