
Escuela ´´La Milagrosa’’, del barrio de Villa Consuelo, en peligro de cierre.
Por Jose Bujosa Mieses
Larga y difícil ha sido la lucha librada por Víctor Martínez, distinguido munícipes del populoso barrio de Villa Consuelo, residente en los Estados Unidos, en construir y mantener abierta la escuela ´´La Milagrosa´´, ubicada en la calle Francisco Núñez Fabian, de ese sector capitalino que hoy, por falta de un personal docente, corre el peligro de cerrarse
Si entendemos que la educación es fundamental en el desarrollo de los pueblos, el gobierno, a través del Ministerio de Educación debe evitar que esa iniciativa creadora de Víctor Martínez y otros lideres comunitarios de Villa Consuelo no colapse. De suceder sería un duro golpe para las decenas de niños que gracias a esta iniciativa de Víctor Martínez hoy, de manera precaria, reciben el pan de la enseñanza.
Ante tan grave amenaza, la vice presidenta de la escuela Tamara Urbáez y su fundador Víctor Martínez han instado al gobierno a intervenir para evitar el cierre de esta escuela que nació gracias a los aportes económicos de Martínez y al empresario fallecido Don Anselmo Brugal quien, en un gesto de filantropía, dispuso los recursos para la construcción del primer nivel del edificio donde funciona la escuela.
Martínez y Tamara Urbáez esperan que ante la designación del nuevo ministro de Educación Luis D/Camps se logre el nombramiento de los profesores existentes y la designación de otros para suplir la demanda requerida ante el aumento de la matricula de la escuela.
De esta manera, el ministro Decampas estaría reconociendo la entrega y disposición de sacrificio de un reducido grupo de profesores que han aportado, por largos años, sus conocimientos, a cambio de nada y solo con la voluntad de contribuir con el lema que dice:
¡Sin Educación, no hay desarrollo!,
La historia.
La escuela ´´La Milagrosa´´ se creó gracias a la donación de los terrenos que ocupa por parte del líder comunitarios Víctor Martínez y por la gentileza del empresario Don Anselmo Brugal donante del primer del edificio donde funciona la escuela que posteriormente fue ampliada, a un segundo nivel, por disposición de la oficina, de la entonces primera dama de la República, Margarita Cedeño.
Asimismo, a través de donaciones logradas por la Fundación María Mata Pérez (dirigida por Martínez) y la Asociación de Padres y Amigos de la escuela se logró amueblarla de pupitres, pizarras y otros útiles educativos requerido en la impartición de docencia.
Martínez, además de destacarse en la ciudad de Provident, Rhodes Island, de los Estados Unidos, como líder comunitario, sufrió la pérdida de su padre Tte. José Núñez y de sus hermanos, los sargentos (E. N.) Wenceslao Taveras (Martín) y José Taveras asesinados, el 4 de junio de 1961 por órdenes de Ranfis Trujillo por ser escoltas del General José René Román Fernández (Pupo), jefe del Ejército Dominicano que participó en el magnicidio del tirano.
Han transcurridos 63 años de ese triste acontecimiento y todavía Martínez desconoce el destino final de los restos de sus familiares, muy a pesar de las gestiones hechas frente a los diversos gobiernos transcurridos desde el 4 de junio de 1961. De ahí, su espíritu justiciero en defensa de la memoria histórica del pueblo dominicano y de la educación para que jamás crímenes como estos se vuelvan a repetir.