
Por Ramón Peralta
A propósito del premio Óscar a la actriz de origen dominicano Zoe Saldaña como mejor actriz de reparto en una película con una temática opuesta a la agenda de Donald Trump, y tras destacar sus raíces dominicanas en su discurso, es oportuno recordar que la estrategia política está cada día más asociada al mundo del espectáculo. El cine, en particular, ha sido una fuente inagotable de inspiración para la comunicación política. Tanto en discursos como en estrategias de imagen y campañas electorales, los políticos han utilizado referencias cinematográficas para conectar emocionalmente con el electorado, reforzar su liderazgo y transmitir mensajes que tocan el corazón del votante.
En 1996, esta influencia cinematográfica fue evidente en la campaña presidencial del PLD. Rocky Balboa, un luchador desconocido que reta al campeón mundial Apollo Creed, sirvió como metáfora para la candidatura de Leonel Fernández, un joven político sin experiencia en el poder que se enfrentaba al líder más influyente del país, José Francisco Peña Gómez. Su insistencia en participar en debates reflejaba su deseo de ser tomado en serio por el electorado, tal como Rocky buscaba demostrar su valía en el ring.
Otro elemento de esa campaña fue la narrativa de presentar al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) como una fuerza agresiva, abusiva y descontrolada, utilizando episodios como los conflictos internos entre Jacobo Majluta y Peña Gómez, así como los hechos violentos de abril de 1984. Esta estrategia hacía un símil con el peligroso y despiadado dojo Cobra Kai de «Karate Kid», mientras que Fernández era retratado como el joven Daniel LaRusso, quien, bajo la guía de su maestro Miyagi (en este caso, Juan Bosch), aprendía a vencer con inteligencia y principios.
La narrativa electoral de Leonel Fernández en 1996, centrada en la juventud, la modernidad y la visión de futuro, da la sospecha que sus estrategas de campaña al menos vieron la película «El Candidato» (1972), en la que Robert Redford interpreta a Bill McKay, un joven y carismático político que decide postularse para el Senado con una campaña basada en el cambio, la modernidad y el entusiasmo juvenil. A lo largo de la película, McKay se convierte en un candidato respaldado por su imagen fresca y su mensaje de esperanza, elementos que se evidenciaron en la comunicación estrategica de Fernández.
Entre 2004 y 2012, la percepción de Fernández entre sus opositores cambió drásticamente. Fue comparado con Michael Corleone de «El Padrino», debido a su capacidad para eliminar a sus rivales políticos, al igual que el personaje destruyó a las familias mafiosas rivales. Fernández desmanteló políticamente al Partido Reformista y debilitó al PRD. En una ocasión, cuando el PRD y el reformismo formaron la «alianza rosa», él explicó que su alianza con los reformistas no se concretó porque les hizo «una oferta que no podían rechazar». Tras las elecciones, el PLD aplastó la alianza, haciendo eco de una de las frases más icónicas de la peliculaEl Padrino.
El famoso eslogan «Yes We Can» de Barack Obama en su primera campaña presidencial evoca la estructura narrativa del cine clásico de Hollywood. Quienes vieron la primera película de «Rocky» (1976) notarán la similitud en la forma en que el discurso de Obama se inspiró en la historia de Sylvester Stallone, quien escribió el guion de «Rocky» mientras atravesaba dificultades económicas. La película refleja su propia vida y la lucha de un joven de clase baja que sueña con salir de la pobreza.
Por su parte, el eslogan «Make America Great Again» de Donald Trump fue utilizado originalmente por Ronald Reagan en 1980. Reagan empleó su experiencia en Hollywood para controlar su imagen y comunicar mensajes con una fuerza cinematográfica digna de un sheriff dispuesto a restaurar la ley y el orden en EE.UU.
En el siglo XXI, todos los candidatos, de una manera u otra, han utilizado la estética del cine para promover su imagen. Hoy en día, es casi obligatorio emplear el séptimo arte como arma de persuasión política.
Un claro ejemplo fue la campaña de Luis Abinader en República Dominicana en 2020. En su narrativa visual, proyectó su imagen con trajes de alta gama, al estilo de James Bond o del multimillonario Bruce Wayne (Batman).
Este detalle no solo buscaba transmitir seriedad y elegancia, sino también la idea de un hombre moderno, con una visión clara para liderar el país. En contraste, sus oponentes fueron percibidos como parte de un sistema político obsoleto y corrupto.
Su mensaje crítico contra la corrupción reflejaba la esencia de Batman: un héroe que desafía el sistema establecido, especialmente en medio de los escándalos que envolvían al gobierno saliente. Abinader se presentó como la alternativa fresca, un agente del cambio que buscaba restaurar la justicia de manera radical.
Para las elecciones de 2028, los principales partidos del sistema pondrán en escena a sus mejores «actores» para competir por el «premio» de la presidencia. Hasta ahora, el PRM luce favorito para ganar ese reconocimiento, pero no puede descuidarse de la Fuerza del Pueblo, que podría presentar un nuevo «actor» con un «guion» innovador, capaz de llevarse el galardón a la mejor «película» con un menor presupuesto.