
La verdad es dura de ver. Municipio SDE ya no es el mimo de hace tres años.
Los avances que ha logrado el municipio de Santo Domingo Este durante la presente gestión es verdaderamente sorprendente.
Por Santiago Mata
Santo Domingo Este, que parecía una ciudad fantasma cuando Alfredo Martínez le entregó la dirección de la alcaldía a Manuel Jiménez, hoy luce resplandeciente y falta muy poco para que se convierta en la «Ciudad Justa y Creativa» que le ofreció a sus habitantes durante ocho años de campaña seguidos, en los que el punto más memorable fue cuando debió irse a una huelga de hambre dramática y memorable.
Esos momentos heroicos hicieron que finalmente, una abrumadora mayoría de votantes confiaran a ojos cerrados en el camión lleno de promesas que lo llevó a un triunfo arrollador en 2020, perdón, pues según los discursos de campaña, no eran simples promesas; en verdad se trataba de serios compromisos, según se decía, fruto del estudio minucioso de la problemática del municipio, que, gracias a Dios, se han cumplido en más de un 100% cuando todavía le falta casi un año y medio para irse a su casa a descansar.
Se lo merece. Me lo imagino emocionado desde el balcón, con el pecho lleno de orgullo observando la Gran Ciudad que nos habrá dejado.
Pues resulta que esta alcaldía ha sido tan eficiente, aunque los enemigos digan lo contrario, que a Manuel le ha sobrado tanto dinero, que como ya no encontraba que más construir, se decidió a levantar su obra más conmovedora: El Bar de Chencha, algo que no se le había ocurrido a nadie; no sólo aquí, sino en ninguna parte del mundo.
Oh Dios, cómo olvidar a Manuel!
A Manuel no sólo le ha sobrado dinero como fruto de su eficiente desempeño al frente del ayuntamiento, también le ha sobrado tiempo, pues ya no encuentra que más hacer porque ya todo está hecho y tal vez esa es la razón por la que se dedica más a los espectáculos, los encuentros casuales; tal vez por eso no tiene que hacer planes ni dedicar su tiempo a las cosas comunes a las que se dedican otros alcaldes, como es el caso de construir aceras o contenes porque en verdad eso no parece ser muy relevante para él.
Se ha hecho prácticamente todo, excepto el estadio de béisbol de Grandes Ligas, el más grande y moderno del país, como lo soñó, prometió y anunció con bombos y platillos, Manuel a su regreso, creo que de Tampa, Florida después de un viaje que de seguro no le costó nada al municipio.
Pero, eso es lo de menos; me imagino que no se hizo finalmente para no ridiculizar el Estadio Quisqueya en el Distrito Nacional.
Mientras tanto, el problema de la basura ya es cosa del pasado y nadie se acuerda de que en este municipio había que caminar por encima de la basura que abundaba en las aceras de calles y avenidas.
Santo Domingo Este no tiene problemas de tránsito, ni mucho menos de asuntos tan sencillos como la «vialidad», pues Manuel se encargó de decretar que aquí sobran calles y por eso llegó un momento en que se planteó cerrar nada más y nada menos que la Avenida Sabana Larga para que nos fuéramos a montar bicicletas de tarde en tarde.
¡Algo simplemente genial!
Por suerte nosotros en este municipio no tenemos que preocuparnos por los espacios públicos.
Gracias a la grandeza de Manuel, aquí contamos con la grandiosa Plaza Juan Pablo Duarte. La que está ahí, a donde estaba el Cristo Negro de Balaguer entre las Américas y Autopista de San Isidro.
un espacio en el que no se ve, ni se verá un alma porque ya el municipio se cansó de asistir a disfrutar sus encantos que tanto esfuerzo y recursos le costaron al alcalde en su amoroso afán y sin pensar en su verdadera utilidad y sin escatimar esfuerzo para que Duarte no estuviera sólo en ese peligroso espacio.
¡Mas genial todavía!
Cuando en otras ciudades se están buscando alternativas serias para combatir la inseguridad ciudadana, ya Manuel había resuelto eso desde antes de llegar al ayuntamiento con la fórmula de que los vecinos deben cuidarse el uno al otro y ahí mismo quedamos convertidos «municipio seguro».
Pero eso no es todo:
Lo que antes era un «municipio dormitorio» donde sus habitantes sólo venían a dormir, es hoy una verdadera metrópolis:
Somos una ciudad amigable, una ciudad deportiva, una ciudad cultural y una ciudad turística que, todo gracias a la visión maravillosa del amigo Manuel.
Y es así como hemos llegado a vivir, aunque usted no la vea, en Santo Domingo Este o la “ Ciudad Justa y Creativa”.
Lo grande del caso es que tanto el propio alcalde Manuel Jiménez, así como sus funcionarios se creen todo esto, lo cual indica que: el poder ciega o se hacen.
Sófocles murió 400 años antes de Cristo, pero parece que ya él sabía algo de Manuel Jiménez cuando se refirió a la ceguera que en muchas ocasiones producen los cargos públicos.