Destacadas de CiudadOriental.comOpiniones

La maldita realidad de la virtualidad judicial

Por Valentín Medrano Peña
Boston, Mass, 17 de Junio 2020. El dominicano Marcell Ozuna engarzó una recta alta y afuera que le hiciera el abridor de los Media Rojas de Boston en la apertura del sexto inning, para un homerum con dos compañeros en bases, y los Bravos de Atlanta vencieron 5 carreras por 3, en su casa a los Red Sox por segundo día consecutivo. Para el dominicano fue su décimo cuarto cuadrangular de la temporada.

El anterior párrafo quizá sería un parte periodístico del mundo de los deportes si el Covid19 no hubiera afectado todas las actividades humanas.

El coronavirus es una realidad que trae consigo cambios, esperanzas, esperas, sufrimientos, adaptaciones, Fe, desesperanzas, agobios y una amalgama de todos los sentimientos conocidos.

Es cierto que hay que ajustarse a la realidad, pero no como muchos afirman, con el objetivo de dejar de ser lo que fuimos. El fin justamente es volver a la realidad abandonada momentáneamente, cualquier otra opción no es social ni humanamente aceptable.

Cientos de miles de años de evolución histórica, de desarrollo, de civilización, de guerras y paz, de cruces raciales, de amores y odios, de idiomas y traductores, de pensamientos, tesis, doctrinas, leyes, nos ubicaron en nuestra realidad previa al Covid19. Son el resultado del avance del ser humano en su proceso evolutivo familiar, social y científico.

Lo cierto es que no hay humanidad que pueda ser humanamente desarrollable en cautiverio. La cuarentena deberá dar paso a la vida, y la vida es interacción carnal, aveces a solas aveces grupal, es aglomeraciones y aislamientos, es espectáculos y caminatas, gimnasios y transportes, salones y tiendas, escuelas e iglesias, parques y aviones, playas y banquetes, y un millón de etcétera. La vida tiene sus verbos y adverbios y cada humano los conjuga para saberse vivo y para apreciar los colores, sabores, dimensiones y sensaciones de la existencia. Vive viviendo no subsistiendo o resistiendo.

A nadie se le puede ocurrir que la vida pueda ser sustituida por la virtualidad, que podríamos vivir como programas computacionales en una aventura sustituta a la realidad. Ni en sueños. Eso sería matar la vida, el placebo deberá ser cargado de morfina para aplacar el dolor de dejar de ser.

El béisbol no será nunca jugado virtualmente, lo mismo que el fútbol, el tenis, el basketball, rugby, etc. Los hoteles no serán virtuales, ni los viajes aéreos o los cruceros. La virtualidad no estará en las calles y su interrelación humana, ni en los supermercados, ni en los restaurantes, ni en los hospitales. Ni el hambre ni la enfermedad podrán ser virtuales y por ende sus tratamientos y alimentos tampoco lo serán.

La producción agrícola no podrá virtualizarse, la industria, la economía, el comercio, el turismo, el gobierno, los servicios públicos, la construcción, y en fin ningún sector de la economía podría ser virtualizable.

Los parlamentos no se virtualizarán, ni los cabildos y su recogida de basura tan material, ni los hechos ni el derecho. Los delincuentes cometerán delitos materiales no virtuales, y los contratos y sus efectos siempre serán materiales, la administración pública materializará su relación con el ciudadano-usuario, y los hechos generadores de la relación impositiva, y la fiscalización y el pago, y lo inmobiliario, las mensuras, los deslindes, los frutos y usufructos, la renta y el alquiler, el tránsito, el tráfico, y las fronteras, y la migración, el nacer y el morir, todo será material y no virtual. La vida es contravirtual. ¿Y de dónde se le ocurre a un grupo de cinco que la justicia deba ser virtual?

Nada de lo que comporta la justicia, de lo que trata, de lo que aborda, aún en su parte espiritual, es virtual, salvo los delitos informáticos. Y lo virtual es una ejemplo aproximado de lo que es la realidad, la justicia virtual por ende jamás será real, jamás será justicia.

La comprensión del problema es ninguna, y se aprecia más cuando la sinrazón y la insensatez te apellidan la acción como “no hay marcha atrás”, como si fuera imposición, arbitrariedad absoluta y medida de fuerza.

La justicia virtual en su primera fase se llevará a los abogados litigantes, que tendrán que buscar una otra ocupación, sustituidos momentáneamente por defensores públicos que tendrán que modificar su ley para prestar ayuda en áreas del derecho diferente a la penal, quienes luego serán innecesarios. Y es que hay una parte de su ejercicio que jamás podrá ser virtual, como las reuniones para captar clientes, las visitas a los clientes y familiares, las procuras de documentos, elementos materiales probatorios, entrevistas a prospectos de testigos, visitas carcelarias, y un gran etcétera. Pero tranquilos que quizá abran un programa Fase especial para abogados innecesarios. Ufff. Hacer por resolución innecesaria una profesión. Gracias Consejo del Poder Judicial.

Cuando se haga efectiva la primera fase, cerca del 60 por ciento de la empleomania del Poder Judicial se quedará sin empleos, pues sus funciones ya no serán requeridas a causa de que un simple compilador puede sustituir a los oficinistas, mensajeros internos (innecesarios), asistentes secretariales, inspectores (nunca debieron ser), conserjes, policías judiciales, archivistas, y con ellos alguaciles (ninguna virtualidad es suficiente si no se puede notificar virtualmente) además de que éstos tienen un papel en la policía de las audiencias y la solemnidad que ahora pasará a casas y oficinas y hasta cabina de vehículos de jueces. ¿Debo respetar estos lugares como solemnes?

En esta etapa se afectarán y llevarán a la quiebra a vendedores de libros y oficinas de digitaciones, vendedores de togas, de zapatos, vendedores de agendas, limpiabotas, parqueadores, colmados, fondas, restaurantes, que no tendrán blancos de públicos para sus servicios. Quizá las funerarias agradezcan que por esta decisión le aumenten los clientes (abogados), a los que no podrán velar y enterrar virtualmente.

La virtualidad hará innecesario que las grandes agencias de prensa dominicanas (CDN, Z-101, Telesistema, SIN, Nuria, Antena Latina, N7, TeleredioAmerica, Ciudad Oriental, y todos los etcéteras) al grupo de periodistas que ahora ocupan un apartado llamado “cubriendo las fuentes judiciales”, los que serán despedidos. Si, también los periodistas serán jodidos con la virtualidad judicial del Consejo.

Si las cosas funcionan bien la gran segunda fase sustituirá a los jueces. ¿Para qué tener jueces que cobran tan altos salarios y dan problemas, se enferman, tienen rendimientos pequeños, varían sus decisiones, crean moras judiciales, atraen críticas sobre el sistema judicial, se sindicalizan, exigen, critican y faltan tan humanamente, cuando una PC bien programada hace el papel de miles de jueces, trabaja 24 horas, mantiene su criterio jurídico, no se queja ni pide vacaciones, y decide en tiempo récord eliminando la mora? Además de que podemos cambiar a gusto la programación para tener una dirección general de las decisiones.

La virtualidad no ha sido abordada ni meditada suficientemente, y quienes la defienden ahora no tienen ni la más mínima idea de sus implicaciones. Atentan contra demasiadas cosas y sin dudas afilan guillotinas para sus propias gargantas, aunque es bueno hacerse el gracioso con los de este poder, por ahora… hasta que nos toque ser tocados.

Culmino diciendo, previo al Twit, que una resolución no puede modificar una ley, ni esta puede modificar a la Constitución, lo que solo advierto para cuando haya de procederse judicialmente contra la judicialpolitic.

“La virtualidad judicial desconoce totalmente de solemnidad, dignidad, moralidad e inmediación y decoro. Podemos recibir y dar justicia en cueros de la cintura para abajo. Es una justicia de apariencia, justicia Centauro, mitad justa, mitad desvergonzada. Justicia a control remoto”. (Twit).

Compartir:
Botón volver arriba