Opiniones

Que la justicia, esta vez, no sea como la serpiente, que solo muerde los pies descalzos.

Por Manuel Soto Lara.
Que usted espera de la justicia? Preguntó el presidente de la Corte a la viuda. Ella, de pie y mirando firme a los jueces, respondió: -Yo espero que ustedes hagan la justicia para que mis hijos, cuando sean grandes, no sientan la tentación de hacerla de otra manera.

Cuando Raysa Acosta, de mirada serena, semblante huraño y un extraño aire de tristeza, se dirigió así a la Corte Penal de Santo Domingo, sabía porque lo hacía.

Renato Castillo era su marido y cuando lo mataron era regidor por Bayaguana y según la investigación fue el alcalde, su vecino y compañero de partido, quien habría comprado su muerte a unos sicarios.

Desde entonces Raysa es madre de tres varones huérfanos, un niño y dos adolescentes, y por el asesinato de Renato hace más de diez años, solo están condenados los obreros del crimen.

Aunque el alcalde había sido condenado a 20 años por un tribunal de Monte Plata, otra sala de la Corte anuló la sentencia. En la ocasión, Inspectoría del Poder Judicial abrió una investigación.

Esa misma sala confirmó la sentencia a dos implicados por haber planificado el crimen por orden del alcalde; pero lo descargó a él por alegada falta de pruebas. ilogicidad manifiesta!

Siempre es así, como dijera Eduardo Galeano, “la justicia es como una serpiente, que solo muerde los pies descalzos”.

En nuestra amada Quisqueya el pueblo elige al presidente y a los congresistas; pero a los jueces los ponen los ricos. Tal vez ello explique los privilegios de esto.

Por eso los tigueres del partido, que son los ladrones del gobierno, aunque roben medio país, van en libertad a los procesos penales; mientras los pobres que se comen una lechosa sin permiso del dueño son llevados esposados a las salas de audiencias.

Cuando Raysa Acosta, previniendo la desgracia de sus hijos, pidió justicia a la corte, sabia muy bien porque lo hacia. !Solo ella sabe el sentimiento de sus hijos!

Y es que el mayorcito, con apenas 15 años, ya ha sufrido, más que la muerte, la ausencia de su padre. No solo en lo material, si no, como sus hermanitos, también en lo afectivo.

Cuando mataron a Renato él tenía cinco años, han transcurrido diez de angustiante expectativas por una justicia que cada día parece estar más lejos.

Aquí todo mundo, incluido el Estado, es indiferente a un niño cuando le matan a su padre y con ello le arrebatan la felicidad y su porvenir.

Hay que imaginar lo que siente un niño cuando a los 15 años tiene la presión de, impotente, llenar de alguna manera el vacío dejado por su padre, ante la inexplicable indiferencia de la justicia.

Qué sentirá una mujer que ya pasó por la desgracia de sepultar a su marido y, por falta de una inexplicable respuesta de la justicia, ahora, angustiada, tiene que lidiar con la sed de venganza de sus hijos.

Ella quisiera salir corriendo. irse lejos. Lo se que porque me lo dijo. También se lo dijo a Juan Hubiere, quien siempre la ha apoyado.

Como abogado, Junto a David Ruiz y Valentín Vásquez, tengo diez años luchando por la justicia; por eso se lo que sufren esas víctimas.

Renato Castillo era abogado y deportista; también dirigente político y activista social. Imputaba al alcalde actos de corrupción. Dice la acusación que por eso lo mataron.

La falta de respuesta efectiva de la justicia puede engendrar otros crímenes y delitos. Y es que el hombre en civilización ha delegado la justicia al Estado; pero cuando este no cumple su rol, el hombre vuelve a sus orígenes primitivos y la hace por sus propios medios.

En esos casos la justicia seguirá condenado; pero ya se habrán fusionado los criminales y la propia justicia, siendo ambos culpables.

Precisamente eso quiere evitar la viuda cuando le pide a los jueces que hagan bien su trabajo, sin injusticias ni privilegios, para que mañana sus hijos, por culpa de la justicia, no tengan que ensuciarse las manos en la escena del crimen.

Raysa está preocupada, y tiene razón, porque podría ser doblemente desgraciada si sus hijos se ven tentados a llenar el eventual vacío de la justicia con el bálsamo no deseado de la venganza.

Que Dios ilumine y provea a esas víctimas inocentes la protección que hasta ahora no han recibido de la Santa Majestad de la justicia.

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