¿Es Necesaria, Oportuna y Pertinente, una nueva ley para erradicar la Violencia Intrafamiliar?
Por: Edward Andrés Núñez-Merette P.
A raíz de la promulgación de la ley 24 en el año 1997, la sociedad dominicana entendía que este nuevo marco normativo, traería consigo la erradicación o disminución de la violencia intrafamiliar. Evidentemente debemos recordar que hablamos de una ley que posee veintiséis (26) años de promulgación y aún persiste la problemática.
No aspiro a que los actores que intervienen en esta problemática penal tengan una barita mágica o una bola de cristal para poder saber cuándo ocurre un hecho determinado en contra de una mujer, pero por lo menos la parte preventiva debe ir de la mano siempre. Las políticas públicas deben renovarse, porque con ellas creamos conciencian en el núcleo más importante que tiene la sociedad y es la familia.
Las estadísticas no nos dejan mentir, en vez de una disminución sustancial en número de víctimas, éstos en ocasiones se mantienen o disminuyen, pero ojo, esto no quiere decir que han mejorado las políticas, muy por el contrario, continúan las mismas estrategias de hace unos 20 años.
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No olvidemos que intervienen varias instituciones, como la Procuraduría General de la República, (PGR), el Ministerio de la Mujer, (MMUJER) y el Consejo Nacional para la Niñez y Adolescencia, (CONANI), que deben velar por el cumplimiento de la ley de marras.
Que ha sucedido en los últimos veinte (20) años, de aplicación de la ley, ¿dónde están los avances? ¿existe una disminución de las estadísticas? Estas interrogantes, no poseen ningunas respuestas satisfactorias.
Es necesaria, oportuna y pertinente, la adecuación de la ley 24-97, que traiga consigo nuevas herramientas para socorrer a las mujeres en estado de vulnerabilidad, así como también a los niños que quedan en la orfandad cuando ciudadanos toman decisiones fatales como segar las vidas de sus parejas o conyugues, y la de ellos mismos.
¿Yo me pregunto? ¿Que esperamos para avanzar en la protección de la mujer en estado de vulnerabilidad?
Definitivamente, necesitamos nuevas herramientas que permitan que los procesos sean más diáfanos. Estoy más que convencido que se requiere más empatía con las denunciantes de violencia intrafamiliar.
La violencia no se combate con más violencia, el canal para contrarrestar este flagelo es la educación, que debe iniciar por las escuelas públicas, colegios privados y universidades, de carácter permanente, involucrando a la clase profesoral en esta titánica jornada y afianzar las políticas públicas en el renglón de la prevención.