Por Robert Vargas / Opinión
Aquella tarde, yo estaba en la residencia de Domingo Batista y su esposa Dellis. Poco después iniciarían una de esas frecuentes caravanas de campaña electoral.
En ese contexto llegó al lugar Luis Abinader, quien era candidato presidencial por el Partido Revolucionario Moderno. Entre Abinader y yo se dio la siguiente conversación, palabras más, palabras menos:
-«Robert, ven acá, quiero consultarte algo», me dijo Abinader y me llevó a un rinconcito junto a una fuente en el frente-patio de la vivienda.
Hacia allí nos movimos los dos y él me preguntó:
–«¿Cómo crees tú que estamos?».
-«Bien, pero van a perder».
-«¿Cómo así? Explícame eso».
Manuel Jiménez se coloca al volante de uno de los camiocitos destinados a la recogida de basura
-«Tienen los votos para ganar, pero van a perder porque ustedes llevan dos candidatos, y tú (en ese momento yo lo tuteaba), estás con el candidato que no es el de tú partido. Esa división los llevará a la derrota».
-«Estas equivocado, yo estoy con nuestro candidato, incluso he venido varias veces al municipio y participado en caravana con el candidato del Partido (Revolucionario Moderno)».
-«Es cierto, pero por lo bajo toda tu corriente está trabajando por el candidato de fuera».
-«Robert, no es así como tú cree».
Hasta ahí llegó la conversación entre Luis Abinader y yo, cuyos detalles apenas ahora revelo. Jarlen Espinosa, del portal NoticiasSDN.com, hizo esta y otras fotos. Al final, tuve razón.
¿Cuándo se produjo esa conversación a menos de un metro?
Ocurrió pocos días antes de las elecciones municipales del año 2016, cuando el candidato a la alcaldía por el PRM era Domingo Batista, y el aspirante al mismo puesto por el Frente Amplio era Manuel Jiménez.
Efectivamente, tal como se lo dije a Luis Abinader, el PRM mordió el polvo de la derrota, y Manuel Jiménez también.
Este último, a partir de esa derrota electoral, duró cuatro años haciendo campaña y gritando que Alfredo Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana, le hizo un supuesto «fraude».
Los años pasaron y…
Los años pasaron y Manuel Jiménez logró el respaldo abierto de todo el PRM que. unificado, derrotó al Partido de la Liberación Dominicana.
Ya Jiménez tiene poco más de un año de gestión y parece que se derrumba.
Si Luis Abinader me preguntara ahora cómo veo la situación, esta sería mi respuesta…
El año pasado, PRM jugó bien las cartas al llevar a Manuel Jiménez como su candidato a la alcaldía y ganó de manera convincente.
Sin embargo, es la percepción, poco después de triunfar el cantante comenzó a alejarse de la fuerza política que lo convirtió en el alcalde de SDE.
De poco ha servido que el presidente dispusiera que el Ministerio de Obras Públicas y otras instituciones se volcaran hacia Santo Domingo Este en un esfuerzo por retener esta plaza electoral.
La situación de Manue Jiménez es tan grave que él mismo ha admitido que, al final de su gestión, podría tener apenas un 3 % de aprobación.
Si las cosas siguen así, el PRM llegará al 2024 sin discurso y será aplastado electoralmente por cualquiera, puesto que a Jiménez solo parece importarle él mismo y nadie más, puesto que parece ser una persona que no oye, ni ve ni entiende.
Eso explica que muy pocos de los sectores que le respaldaron en las elecciones ganadas por él, vuelvan hacerlo.
Esa clara y contundente impopularidad de Manuel Jiménez afecta al PRM, quien luce cada día más solo.
Así las cosas, esta organización parece estar en la obligación de comenzar a construir un candidato propio, puesto que su experimento con uno ajeno tiende a llevarlo al vacío.
Si alguien lo duda, lo invito a ir a Twitter para que vean que Jiménez es tendencia casi a diario pero en sentido totalmente negativo y solo lo defienden un puñado de sus empleados, que no todos.
Todavía, el PRM está a salvo y no se le pega lo malo que se atribuye a Jiménez.
Y, si no está peor, es porque el principal partido de oposición, el de la Liberación Dominicana, aparenta estar inmovilizado.