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De Jesse Owens a Luisito Pie

“Sólo hay una raza: la raza humana y todos somos miembros de ella”. Margaret Atwood

Por Ernesto Jiménez/Mi verdad
En el verano 1936 los ojos del mundo estaban fijos en los juegos olímpicos de Berlín, en los cuales, según palabras del dictador alemán Adolfo Hittler, se demostraría la superioridad de la “raza aria”. Sin embargo, las pretensiones supremacistas del Fürher fueron sepultadas por las históricas victorias del atleta de color negro Jesse Owens, quien revalidó su condición de ser el hombre más rápido del mundo al ganar 4 medallas de oro en las categorías de 100 metros planos, 200 metros planos, salto de longitud y la carrera de relevos 4 x 400 metros.

80 años después, en los juegos olímpicos de Río de Janeiro, el atleta de tez negra Luisito Pie le regaló a la República Dominicana una medalla de bronce en Taekwondo, siendo esta la única medalla alcanzada por nuestra nación en esta edición de las Olimpíadas.

Usted se preguntará: ¿Qué tienen en común, además de las medallas olímpicas y el color de piel, Jesse Owens y Luisito Pie? La desconsideración y desidia de muchos de sus compatriotas.

Cuando Owens volvió a los Estados Unidos se reencontró con la dura realidad que imponía el racismo en su país; por ejemplo, él no podía utilizar los mismos baños que usaban las personas de piel blanca ni mucho menos pretender comer en los mismos restaurantes. Bien sabemos que a Luisito Pie no le ha tocado un contexto de discriminación así de aberrante, sin embargo, le ha correspondido vivir y luchar contra los prejuicios raciales, en ocasiones mal disimulados, de nuestra sociedad.

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Confesamos que nos parece inexcusable y hasta ridículo que en un país mestizo como el nuestro –donde según un estudio realizado recientemente por la Academia Dominicana de la Historia, National Geographic Society y la Universidad de Pennsylvania, el 49% de nuestros genes son de origen africano– persistan criterios tan atrasados como el de vincular nuestra nacionalidad al color de la piel, es decir, a lo que comúnmente consideramos como “raza”.

Pero lo que muchos desconocen es que hasta el uso del concepto mismo de “raza” para clasificar a los seres humanos es motivo de debate y controversia, y algunos de los científicos más prestigiosos del mundo consideran que este es un término obsoleto y poco apropiado para catalogar las diferencias genéticas y morfológicas de la humanidad. Incluso desde el remoto siglo XVII, pensadores y científicos de la talla del alemán Gottfried Leibniz y el británico Samuel Smith, establecieron que independientemente de las diferencias físicas y culturales, todos los seres humanos pertenecemos a una misma raza.

Preciado amigo lector, al igual que Nelson Mandela pensamos que el racismo es fruto de la ignorancia y la barbarie, y tan solo ha servido para justificar algunos de los más horrendos crímenes contra la humanidad.

Los dominicanos somos gente buena que avanzamos en busca de progreso y mejor educación, por lo tanto, somos capaces de celebrar sin discriminación ni mezquindad el logro de Luisito Pie, un hijo de nuestro pueblo independientemente de su apellido o color.
Y justamente por esta creencia inquebrantable en las cualidades y el futuro de nuestro pueblo, estamos convencidos de que algún día entenderemos que todos somos hermanos y pertenecemos a una misma raza, la raza humana.

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El autor es economista y comunicador.

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