
R.D. un País de imprudentes al volante
Por Antonio G. Reyes Baldwin
Cada vez que pasa un accidente de tránsito que llama la atención pública nacional, ósea que se vuelve viral, todas las personas comienzan a opinar por los diferentes medios con que contamos hoy día, crucificando a quien o quienes fueron los responsables del fatídico acontecimiento, el caso más reciente dejo 5 turistas muertos en Bávaro en la carretera turística de Punta Cana.
No voy a emitir juicio de valor en torno al chofer que manejaba la guagua, porque entiendo que el lugar que nuestro país ocupa, como número uno en cuanto a accidentes de tránsito en el continente Americano, no se debe a un acontecimiento en particular, sino a las sumatorias de muchos aspectos que van desde el ámbito jurídico, la formación académica y el sentido común que deben tener las personas al tomar un volante.
Desde el punto de vista académico el Estado Dominicano debe comenzar a impartir la materia de educación vial, en las escuelas de nuestro país, para que los niños en edades tempranas empiecen a relacionarse con el diario vivir de transitar en las calles, ya sea como peatones o como conductores, y las responsabilidades que esto amerita, y porque no también, en nuestras universidades para crear conciencia en materia de tránsito, y poder salir de esa lista negra en la que nos encontramos como país.
En el ámbito jurídico pienso que la ley 63-17 de movilidad, transporte terrestre, tránsito y seguridad vial, no establece sanciones drásticas a las personas que violan esta ley, y mucho menos que causen muertes producto de imprudencias o inobservancias de la ley de tránsito de nuestro país, pareciera que tienen licencia para matar bajo la sombra de esta normativa, ya que normalmente salen en varios años en el peor de los casos.
Las indemnizaciones a los familiares de las víctimas son irrisorias, ósea prácticamente la muerte de una persona que pierde la vida en un accidente de tránsito, los familiares generalmente solo reciben cantidades ínfimas como indemnización civil, tomando como parámetro que la vida humana no tiene precio, desde el punto de vista penal también podemos decir que las sanciones contenidas en esta ley deja mucho que desear, en cuanto a la pena aplicable a los infractores.
Pienso que las personas no violan la ley porque si, sino por el régimen de consecuencias que esto con lleva, si las multas económicas por infracciones fueran excesivamente altas, de igual manera la prisión en los casos que ameriten fuera mayor a la existente, estoy 100´% seguro que las personas lo pensarían dos veces antes de cometer algún tipo de violación a la ley de tránsito, “ojo” siempre y cuando los miembros de la digesett cumplan cabalmente su papel, que muchas veces no lo hacen.
En cuanto al sentido común, es algo muy importante para quienes día tras día salen a la calle a realizar cualquier tipo de actividad, pues nos orienta de cómo manejarnos en sentido general, y aplicado al tema que nos ocupa, nos traza las pautas para una buena movilidad, ya sea como peatones o como conductores, cediendo el paso cuando es necesario, respetando las señalizaciones y haciendo de transitar en nuestras calles un lugar más seguro, que mucha falta que nos hace.