
“La Nueva Generación del PRM: ¿Cambio Real o Continuidad Renovada?”
Por Milton Olivo
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) se ha convertido, en la República Dominicana, en una inagotable fuente de renovación política.
Desde su llegada al poder, ha abierto espacio a una pléyade de jóvenes líderes que, con ambición y preparación, se proyectan como los protagonistas del futuro político del país.
Esta generación emergente, integrada por figuras como Guido Gómez Mazara, Dio Astacio, David Collado, Ramón Albuquerque, Raquel Peña, Carolina Mejía, Eduardo Sanz Lovatón, Wellington Arnaud, Tony Peña Guaba, Fellito Suberví, Víctor D’Aza y Roberto Fulcar, representa una diversidad de perfiles, experiencias y visiones que podrían transformar la manera de hacer política en la nación.
Algunos ya han anunciado su intención de postularse para la presidencia de la Republica, mientras otros aún guardan silencio, midiendo el terreno político con cautela.
En contraste, los principales partidos de oposición -el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo (FP)- siguen encabezados por figuras tradicionales, muchas de ellas, comprometidas y asociadas con las fracasadas prácticas políticas del pasado.
Esto plantea una disyuntiva interesante: ¿Se impondrá una política basada en ideas frescas y una visión de futuro, o prevalecerá el peso del caudillismo histórico? Ya el pueblo dará con su voto la respuesta.
El verdadero desafío para los jóvenes líderes del PRM no es solo desplazar a los viejos actores, sino romper con sus prácticas.
La política dominicana necesita urgentemente pasar de una lógica centrada en personalismos a una centrada en proyectos colectivos, institucionalidad y visión de Estado.
República Dominicana se enfrenta a retos que exigen pensamiento estratégico: insertarse en la economía del conocimiento, aprovechar las oportunidades de la cuarta revolución industrial, y construir una infraestructura económica y tecnológica comparable con la de los llamados «tigres asiáticos».
Esto no se logra con retórica ni con culto a la personalidad, sino con planes coherentes, liderazgos éticos y capacidad de ejecución.
La juventud del PRM tiene en sus manos la oportunidad histórica de redibujar el mapa político dominicano. Lo que está por verse es si estarán a la altura del momento, representando visión de futuro, y propuestas políticas transformadora, o si simplemente serán una nueva cara de los viejos vicios del caudillismo tradicional generador del subdesarrollo y falta de oportunidades actual.