¿Por qué a Mildred Charlot le sonríe el éxito?
Por Robert Vargas
Nadie lo puede ocultar ni negar: a Mildred Charlot le sonríe el éxito en el mundo de las comunicaciones y las relaciones públicas. ¿Dónde reside el «secreto» de su éxito?
Para el recién llegado debo decirle que la bella, esbelta y elegante Charlot fue la responsable de crear y proyectar la imagen del alcalde Juan de los Santos, desde el 16 de agosto del año 2006, hasta poco antes de la muerte violenta de este.
La Charlot, como me gusta llamarle, es una mujer con una inteligencia singular y una preparación extraordinaria. Para nada una improvisada.
Como todo el mundo, tiene sus virtudes y sus defectos.
Sin embargo, las virtudes son tantas que pocos se percatan de los pequeños defectos.
A ella la vi por primera vez el 16 de agosto del año 2006 en el Club para Oficiales de la Marina de Guerra durante el acto en el que Juancito asumió el cargo de Alcalde de Santo Domingo Este, tras ganar las elecciones al entonces perredeísta Domingo Batista.
Allí estaba ella.
Discreta.
Atenta a todo.
Cuidando de cada detalle.
Siempre estuvo atenta a cuidar de la imagen del que fue su jefe y su amigo, Juancito.
Era este un tipo de trato difícil con sus subalternos.
A pesar de eso, la mayoría de estos lo amaban y lo siguen amando después de muerto.
La Charlot no es la diferencia.
Ella se compenetró con el alcalde, con su persona y su personaje.
Lo conocía a la perfección.
Lo estudió con pasión y ese conocimiento le sirvió para crear y ayudarle a generar una percepción de tipo invencible, enérgico, cariñoso y admirado.
Tanto así que cuando Juancito fue asesinado, a este ya se le percibía con condiciones para ser un futuro presidente del país.
Eso no fue casualidad.
Detrás de esto, en parte, estuvo la inteligencia, entusiasmo, amplísima cultura y destrezas comunicacionales de La Charlot.
Fue tanto lo que se entregó para a conocer a Juancito que, en algún momento, parecía que, literalmente, desaparecería puesto que una úlcera gástrica la destrozaba.
No era fácil trabajar con Juancito.
Ella lo sabía.
Aún así lo admiraba y se empeñaba en ayudarle a construir su imagen.
Toda una profesional.
Estaba atenta a lo que publicaban todos los medios respecto del Ayuntamiento y de Juancito.
Analizaba cada palabra, cada gesto, cada expresión, cada oración, cada vídeo.
Lo analizaba todo y lo colocaba en contexto.
Luego, llegado el momento, se sentaba con Juancito y su equipo y sacaban conclusiones. Reforzaban conductas y corregían errores.
Nunca le agregó leña al fuego sino que procuraba ser conciliadora y pretendía mantener buenas relaciones de su jefe con todos los sectores sociales.
Por ese motivo, Juancito logró ser una persona omnipresente en cada cabeza de cada munpicipe de Santo Domingo Este, sin importar que fuera mujer, hombre o adolescente, incluso niño o niña.
Con Juancito se podía o no estar de acuerdo, pero cuando lo asesinaron, el municipio completo lo lloró.
La Charlot también, porque con él se iba una parte de su vida, que ella misma había aportado con creces a crear como un «producto» comunicacional.
Su gracia, destrezas y profundidad en la comunicación convirtieron a Charlot en la imagen de Santo Domingo Este, donde ella nunca ha residido pero municipio con el que hizo una tremenda empatía al punto de que ella misma se consideraba de Santo Domingo Este.
-«¡Ya no somos de aquel lado, ahora nosotros somos de Santo Domingo Este!», se le escuchó decir muchas veces con una voz dulce, firme y cantarina que contagiaba en los actos que encabezaba Juancito, incluido el Carnaval.
Así, el «truco» de su éxito radica en su profesionalidad, entrega, inteligencia y pasión por lo que hace.
Son variables que no todos poseemos.
Ella, cuando estuvo al frente de la Dirección de Comunicaciones del ASDE, hizo lo que le correspondía con una profesionalidad y entrega exquisita.
Ese es el punto.
Por eso, es extremadamente difícil calzarse sus zapatos.
Sin embargo, hay que admitir que al momento de Juancito ser asesinado ya ella no estaba en el ASDE.
Algo más de un año antes ella había emprendido el vuelo con sus propias alas.
Ya había «construido» a Juancito.
Ella, sin embargo, necesitaba volar sola, tan alto como pudiera y se despidió en forma amigable de su jefe.
Estableció su empresa de relaciones públicas: «Charlot Comunicaciones».
Su experiencia, sabiduría e inteligencia le han servido bastante para tener un éxito innegable.
Por ese motivo su cartera de clientes no cesa de aumentar.
Es más, cuando se marchó del ASDE, tiempo después fue contratada para trabajar en el Carnaval porque sin su gracia no sería igual.
En en los últimos diez meses la he visto tres veses en Santo Domingo Este: cuando vino al sepelio del cadáver de Juancito; luego coordinando un acto de entrega de computadoras por la embajada de Taiwan a una escuela de Los Tres Brazos y, finalmente, en la toma de posesión del alcalde Alfredo Martínez.
Ella, en la actualidad, anda por esos mundos cosechando éxito tras éxito.
Puedo afirmar que en materia de comunicaciones en el Ayuntamiento de Santo Domingo Este no es lo mismo con Mildred que sin Mildred.
Sin embargo, debo admitir que el ASDE a ella le queda pequeño, pero es el lugar donde se forjó junto al mayor líder que ha tenido Santo Domingo Este: Juan de los Santos, quien para unos es un Dios y, para otros, un demonio.
Quizás un día cualquiera la Charlot se anima y regresa a Santo Domingo Este a impartir un taller dirigido no solo a comunicadores, sino a esa inmensa cantidad de hombres y mujeres que la admiran, sobre todo, si están dedicados a la política o al mundo empresarial y quieren construirse una imagen de éxitos.