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Cuando el Populismo Oculta la Realidad: Los Jóvenes del ITLA en el Olvido

Por Misael Lachapel

Por Misael Lachapel

El Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA) ha sido durante mucho tiempo un faro de esperanza para los jóvenes dominicanos que buscan una educación tecnológica de calidad. Este instituto, que nació con la misión de equipar a las nuevas generaciones con las herramientas necesarias para triunfar en un mundo competitivo, se encuentra ahora en el centro de una amarga contradicción: mientras se alaba su excelencia, las realidades que enfrentan sus estudiantes cuentan una historia muy diferente.

Recientemente, un estudiante del ITLA, conocido como Villar, publicó un video en TikTok que ha generado una ola de apoyo y preocupación. En su denuncia, Villar expuso problemas básicos pero fundamentales que afectan la vida diaria de los estudiantes: microondas deteriorados que obligan a los jóvenes a depender de la misericordia de los negocios cercanos para calentar su comida, y aires acondicionados en la biblioteca que pasan más tiempo averiados que funcionando. Estos son problemas que, aunque puedan parecer menores, reflejan un descuido preocupante en el mantenimiento de la infraestructura del instituto, algo que impacta directamente en la experiencia y el rendimiento académico de los estudiantes.

Sin embargo, lo que más indigna no es solo el deterioro de las instalaciones, sino la aparente indiferencia de las autoridades. Mientras los estudiantes luchan por costear cursos cada vez más caros y encuentran difícil acceder a cupos en las clases, las autoridades parecen más interesadas en proyectar una imagen populista que en resolver los problemas reales que afectan al ITLA. Es decepcionante ver cómo el enfoque se ha desviado hacia gestos superficiales de accesibilidad, mientras las necesidades urgentes de los estudiantes quedan desatendidas.
Y esta decepción se agrava aún más cuando recordamos cómo se priorizan los recursos del Estado.

Recientemente, para la juramentación del presidente, el gobierno gastó alrededor de 300 millones de pesos. Mientras tanto, los jóvenes estamos «jodidos», luchando por una educación que debería ser accesible y de calidad, pero que en cambio se vuelve cada vez más difícil de alcanzar.

El ITLA debería ser un orgullo nacional, un lugar donde los jóvenes puedan formarse sin tener que enfrentarse a tantos obstáculos innecesarios. Pero en lugar de recibir el apoyo que merecemos, nos encontramos en una situación donde parece que nuestras necesidades son ignoradas, donde los recursos se destinan a espectáculos mientras las condiciones en nuestro instituto estrella siguen deteriorándose.

Es momento de que el gobierno y las autoridades del ITLA se tomen en serio su responsabilidad. No necesitamos gestos populistas; necesitamos soluciones reales. Necesitamos que se inviertan los recursos donde más se necesitan, en nuestra educación, en nuestro futuro. Porque, al final del día, somos nosotros, los jóvenes, quienes llevaremos a este país adelante. Pero no podemos hacerlo si seguimos siendo ignorados y abandonados.

Es hora de que se reconozcan las oportunidades de mejora en el ITLA y se actúe en consecuencia. Si queremos una sociedad que avance, necesitamos un instituto que esté a la altura de ese reto. Y eso empieza por poner a los jóvenes y su educación en el centro de las prioridades, no en los márgenes.

El ITLA es un tesoro nacional, un lugar donde los jóvenes pueden adquirir las habilidades necesarias para convertirse en los innovadores y líderes del mañana. Pero para que cumpla plenamente su propósito, es fundamental que se aborden las vicisitudes actuales y se priorice la mejora continua sobre las políticas de corto plazo que solo buscan ganar popularidad. Solo entonces podremos asegurarnos de que el ITLA siga siendo una fuente de orgullo y progreso para toda la nación.

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