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El PRD ni la PN recuerdan al perredeísta asesinado en la UASD

Por Robert Vargas
Aunque parezca extraño, del dirigente perredeísta que terminó su vida, el 24 de marzo, con una bala metida en el cráneo en terrenos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, (UASD), ya no se acuerdan el PRD ni la PN. 

Tampoco le recuerdan las autoridades universitarias ni los estudiantes a quienes, supuestamente, él fue a llevarle comida el día de las elecciones estudiantiles.

Silencio público también ha guardado su compañero de partido Mauricio Carpio, el presidente de la Juventud Revolucionaria Dominicana, (JRD), en SDE, que terminó con una pierna perforada por una bala en el mismo tiroteo sobre cuyas circunstancias parece que todos quieren tender un manto de silencio, por motivos nada claros aún.

A Daniel Castillo, un dirigente medio del PRD en Villa Faro, que además era miembro de la seguridad del Ayuntamiento Santo Domingo Este, (ASDE), adscrito a la Dirección de la Defensoría de Espacio Público, parece que solo lo recuerdan sus parientes.

Nadie más.

El Partido Revolucionario Dominicano, desde el principio, se abstuvo de decir oficialmente una sola palabra sobre el trágico incidente.

No dijo «ni pa».

Cadáver de Daniel Castillo
Cadáver de Daniel Castillo

Fue como si Castillo no hubiera muerto ni Carpio herido.

Todavía no está claro el porqué del silencio del PRD ante lo ocurrido a dos de los suyos en la sede central de la UASD el día de las elecciones estudiantiles para elegir a las autoridades de la Federación de Estudiantes Dominicanos, (FED).

También llama la atención que se ocupen de mantener su boca bien cerrada los líderes de la agrupación de estudiantes a quienes Castillo y Carpio fueron a «llevarle comida».

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Esto sin contar con que las autoridades de la UASD, incluido el rector, parecen jugar al olvido de este incidente.

Peor aún, la Policía Nacional parece que ha metido el expediente en algún oscuro rincón para no tener que verlo.

Poco después del tiroteo en la UASD la Policía le dijo al país que, en relación a ese caso, tenían «dos arrestados».

¿Quiénes eran ellos?

¿Qué sucedió con ellos?

¿Los imputaron de cargos?

¿Los liberaron?

¿Mintieron las autoridades policiales?

¿Por qué mintieron?

Todo está muy raro.

Tampoco se dice nada de quién o quienes pudieron ser los pistoleros que dispararon a Castillo y a Carpio.

Las autoridades se han ocupado de guardar silencio ante la versión que circula en la UASD de que Castillo tenía un arma de fuego y que esta le fue retirada tan pronto cayó mortalmente herido.

Si es cierta esta versión, ¿Qué hacía Castillo con un arma de fuego en la UASD?

¿Quién se la quitó al cadáver?

¿Quién y bajo cuáles argumentos animó a Castillo a abandonar su puesto de trabajo en el ASDE para ir a la UASD?

Otro detalle interesante es que nadie en la sede central parece estar interesado en que se conozca quién o quienes fueron los asesinos.

Aunque el incidente se produjo en medio de una multitud en la Facultad de Medicina «nadie vio nada» y la única persona que dice que vio algo ha sido amenazada de ser imputada por presunta difamación.

A todo esto, las autoridades universitarias han anunciado la continuación de las elecciones estudiantiles este mismo abril.

¿Quién garantiza que no se produzca otro incidente igual o peor?

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Defintivamente, en todo esto hay algo extremadamente raro y las apariencias sugieren que existe un código del silencio entre todas las partes para no hablar de ese tema.

Esto sugiere que, en la UASD, la muerte puede hacer de las suyas en cualquier momento y sus mandaderos actuar en completa impunidad.

Ante esta situación, si yo fuera estudiante de la UASD el día de las elecciones no me aproximaría por ninguna de las mesas de votaciones.

Eso ya no es democracia estudiantil, sino vandalismo puro con la complicidad de las autoridades universitarias, de la Policía, los partidos políticos y el silencio cómplice de los grupos estudiantiles.

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