
Los gritos desgarradores de Ana María que taladraron el espacio
Por Robert Vargas /Vídeo
-«¡A nadie le quitan dos hermanos tan buenos así!», ese fue uno de los gritos desgarradores de Ana María De los Santos que taladraron el espacio del cementerio Puerta del Cielo cuando el ataud con el cadáver su hermano Richard era introducido en la tumba, exactamente al lado de donde está sepultado su otro hermano, Juancito, y su madre, Consuelo.
Ella quiso lograr con un ademán que el tiempo se detuviera al pedirle a los sepultureros que detuvieran la acción, mientras el lugar se desbordaba en llanto.
En el extremo izquierdo estaba el presidente de la República, Danilo Medina, quien fue a expresar las condolencias a la familia por el fallecimiento de Richard.
Ellos dos, Danilo y Richard, eran entrañables amigos.
Bastante.
Más de lo que mucha gente se puede imaginar.
Se trató de una amistad forjada durante años con él y con Juancito, los dos ya difuntos.
Medina, discreto, extremadamente discreto, observaba la escena preñada de dramatismo y dolor.
Era un escenario para el dolor y el llanto.
Nada más.
Los hijos y sobrinos de Richard lloraban sin parar y querían consolar a los demás, cuando ellos mismos estaban inconsolables.
Berlinesa, que aún muestra una delgadez extrema tras casi diez meses de sufrimiento por la muerte de su esposo Juancito, esta vez, ayudaba a las demás para consolarlas.
Ella ha padecido en carne propia el dolor indescriptible de haber perdido al ser que más ha amado, pero la vida le ha enseñado reponerse, poco a poco.
Lo de Ana María es peor aún.
Se crió sin su padre, porque este murió cuando ella era muy niña aún.
Después, hace casi una década, murió su madre aquejada de una enfermedad.
Quedaron entonces los tres hermanos: ella, Juancito y Richard.
Los dos últimos, hombres jóvenes, ya están muertos.
Solo queda ella, con su hijo y sus sobrinos: seis que fueron hijos de Richard y cinco de Juancito.
Aún así, Ana María no entiende cómo ha podido quedarse sin sus dos hermanos y por eso lo gritó con las manos apretadas en medio del llanto y con la mirada hacia arriba.
Imposible consolarlas a ella, a la viuda de Richard, a sus hijos y a sus sobrinos.
Era mejor dejarlas que se desahogaran, que expresaran su dolor.
Por eso, el presidente no intervino para nada y se colocó a un lado.
Allí, a su lado, estaba el cadáver de uno de sus amigos que, junto a Juancito, lo ayudaron en sus momentos de infortunio.
La familia De los Santos con raíces profundas en Santo Domingo Este, está devastada de nuevo.
Parece que la desgracia está resuelta a hacerla sufrir.
Aún así, en medio del drama, se percibió con claridad que el tiempo, aunque deja cicatrices imborrrables, todo lo cura.
Berlinesa es un ejemplo de esto. Ella está más recuperada. Dolida, pero recuperada.
Ana María parece que necesitará mucho más tiempo para recuperarse.
De hecho, en los pasados diez meses tras la muerte violenta del mayor de los hermanos, ella parecía que padecía de estres postraumático, del que apenas comenzaba a recuperarse.
Ahora, para ella es un nuevo inicio de un drama peor aún.
El siguiente vídeo muestra escenas dramáticas del sepelio del cadáver de Richard De los Santos, todos los que estuvieron allí lloraron, aunque algunos se esforzaron por evitar que las lágrimas brotaran.