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Parió la perra de Mamá Belíca

Por Valentín Medrano Peña

La perra de mamá Belíca se hizo famosa cuando en una de sus hilarantes referencias el expresidente Hipolito Mejía hacía alusión al momento en que una fuerza animal y feroz era lanzada por mandato de un tercero a otras personas tenidas como enemigos u hostiles.

En el pueblo llano se conoce como hacer contrincante a un animal canino con otro de su especie o de cualquier otra o respecto de un ser humano como chuvar, un verbo al que la Real Academia de la Lengua Española le da la acepción para la República Dominicana de azuzar.

El día de ayer ocupó las portadas de la casi totalidad de los periódicos dominicanos y de los demás medios y redes, la información de que el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, ordenado por el Presidente de la República que lo había manifiesto en su iracundo discurso de días anteriores, solicitaba a la Cámara de Cuentas una tardía auditoría de la termoeléctrica Punta Catalina.

El clamor popular impidió los aprestos de fideicomisar Punta Catalina, lo que provocó la acción precitada de forma tardía insisto, porque ya el Ejecutivo en su primer intento fallido otorgó un valor a Punta Catalina para su objetivo de crear el fideicomiso. ¿De dónde sacó el Ejecutivo ese monto? Monto al que dió aquiescencia.

Pretende ahora que la suerte de una auditoría cambie el monto ya aceptado y colocado en un contrato con fuerza de ley, que por ser emanado del ejecutivo se presume ejecutivo y ejecutorio. Pero ahora, sociedad crispada por lo de Punta Catalina, ese valor no existe. Hay que crear el caldo de cultivo para propiciar el único elemento que ha generado gananciales al actual gobierno, la persecución penal política. Chuvar los perros, y como suponemos que ya la de Mamá Belíca murió, han de ser los hijos de esa afamada can.

El símil de azuzar con perros también lo usó la actual Procuradora General en alusión a deseos desenfrenados y marginados de elementos probatorios serios para apresar, investigar luego, someter y acusar, de parte de algunas personas que pretendían que el Ministerio Público fuera un perro que chuvar.

Lo malo de la acción del Poder Ejecutivo es, que amén de que ya ningún otro monto que resulte de Punta Catalina será creíble, por sobre todos los presuntos nexos de algunos de los miembros de la Cámara de Cuentas con sectores del empresariado interesado en los sacrosantos fideicomisos, el Presidente de la República no tiene facultad legal para solicitar ese tipo de auditorías, ya que no está entre las facultades que le concede el artículo 128 de la Constitución, ni se encuentra en la facultad concedida por el artículo 250 numeral 5 de la Constitución al Congreso cuando dice que: Son atribuciones de la Cámara de Cuentas, 5.- “Realizar investigaciones especiales a requerimiento de una o ambas cámaras legislativas”.

Es menester destacar que el uso de potestades y facultades se rigen por el principio de legalidad, que implica que todo aquello que no le sea otorgado por ley a un funcionario, le está prohibido.

En este caldo de cultivo, que de seguro terminará por hacer culpable de negligencia al Congreso, o a la misma Cámara de Cuentas que saldrá al frente ante tal ilegalidad diciendo que ya había tomado la iniciativa de oficio de auditar Punta Catalina con lo que mostrarán su condición servil. Pero lo que no hay dudas, y es para lo que debemos estar preparados, es que ante el impedimento momentáneo de privatizar Punta Catalina, van a ser chuvados los perros hijos de la perra de Mamá Belíca.

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